LA DISCRECION
FISICAMENTE POCO LLAMATIVA lo que se ajustaba a la SEGUNDA REGLA BASICA
inculcada por sus padres: no había que llamar la atención demasiado, no
había que «perder los papeles». Y por último había una tercera norma,
relacionada con la anterior en cierto modo, que Merkel sigue utilizando hoy
en su actividad política: establecer una separación entre las ideas
personales y el oficioso mundo político. Así aprendió a tomarse en serio los
ardides y artimañas de la política. Otra consecuencia fue su resistencia,
que evidentemente conserva aún, a hacer público ningún detalle de su vida
privada.
Tanto durante los estudios de Físicas en Leipzig como durante el tiempo que
pasó en la Academia de Ciencias de Berlín Oriental, fue, según la describen,
aplicada y buena compañera, algo reservada o incluso tímida, pero
indudablemente alegre. Ni los profesores ni los compañeros, primero de
estudios y después de trabajo, observaron sus dotes de liderazgo. Merkel,
incluso hoy en día, se resiste a hablar de ello. Durante el tiempo que pasó
en el colegio, en la academia y en la universidad no sólo estuvo inscrita en
la FDJ (Libre Juventud Alemana), la organización juvenil del SED, sino que
desempeñó funciones de dirigente. Ella niega rotundamente que en la FDJ de
la academia llegara a ser responsable de agitación y propaganda. Afirma que
sólo repartía entradas para el teatro y organizaba representaciones.
La pertenencia a la FDJ, de la que pocos jóvenes de la RDA se libraron, era,
sin duda, un requisito para cursar sus estudios. Se puede constatar también
que Angela Merkel, como muy tarde a partir de 1976,-tras la retirada de la
nacionalidad del cantautor Wolf Biermann, cuya música escuchaba- se mostró
bastante crítica en su entorno personal con el sistema de la RDA. Esto se
observa, por ejemplo, en los examinadores que solicitó en la Universidad de
Leipzig.
BAUTIZO POLITICO
No empezó a participar activamente en la política hasta finales de 1989,
unos días antes de Navidad. Es decir, en un momento en que ya no existía la
amenaza de represión por parte del Estado. Después de haber ingresado en el
Partido Socialdemócrata (SDP, actualmente SPD), a mediados de diciembre de
1989 se hizo socia de la agrupación de gran peso político Despertar
Democrático (DA). Varios meses después la DA decidió, junto con la CDU y
otro partido de la época crear una «Alianza por Alemania» y presentarse a
las primeras elecciones libres y, a la vez, las últimas, de la Cámara
Popular de la RDA.
Le sucedió una trayectoria política vertiginosa y conocida: portavoz del
último Gobierno de la RDA, encabezado por Lothar de Maizière, diputada del
Congreso alemán en 1990, ministra de Mujer y Juventud, ministra de Medio
Ambiente, y secretaria general y presidenta del grupo parlamentario de la
CDU.
En los anales de la historia de la CDU figura su artículo publicado el 22 de
diciembre de 1999 en el Frankfurter Allgemeine Zeitung, donde instaba a su
propio partido a distanciarse de Kohl, entonces presidente honorario. Aquel
escrito destruyó por completo la sólida amistad que existía entre el antiguo
canciller y su camarada Wolfgang Schäuble, a la sazón presidente federal de
la CDU. Contribuyó también a abrir un abismo político entre ellos, que sentó
las bases para el ascenso de Merkel hasta llegar a la presidencia del
partido.
Pero ¿cuáles fueron los factores de ese vertiginoso ascenso? En primer lugar
cabe mencionar que, tal como le inculcaron sus padres en su infancia, se
obstina en obtener siempre los mejos resultados. La voluntad de poder, algo
que tiene en común con personalidades como Kohl y Schröder, se ha traducido
en un afán por sobresalir sobre todos los demás.
En julio de 2004, en una entrevista al Berliner Zeitung, declaraba: «Antes
también quería tener poder... sobre las moléculas. Es mi naturaleza. Ahora
hago lo mismo en un campo completamente distinto». Angela Merkel, como una
larga serie de políticos, es politihólica, adicta a la droga del poder.
Política siete días por semana, 24 horas por día. Así es su (probablemente
algo solitaria) vida.
Otro de los motores que la impulsan es su enfoque racional de los retos. La
científica «sin ideología» es, al contrario que el historiador Kohl, una
persona que abarca varios campos, sin fijación por la Historia. En las
situaciones más decisivas siempre fue capaz de sopesar tranquila y
racionalmente los pros y los contras. Lo explica ella misma: «A la hora de
la verdad soy valiente. Pero tardo un tiempo considerable en calentar
motores, e intento pensar de antemano cuanto sea posible».
Esta racionalidad caracteriza también su estilo político y su concepción
social. No se entrega a una imagen determinada del futuro, sino a la
solución a problemas concretos, a los que aplica criterios de eficiencia. En
ese aspecto se acerca más a los políticos «modernos» que a los clásicos de
la CDU, axiomáticos, tradicionalistas, orientados a los valores y en
ocasiones demasiado pausados. Esto la distancia de algunos sectores de las
bases de su propio partido y le granjea, de tanto en tanto, la fama de «fría
como el hielo». Un estigma que comparte con la ex primera ministra de Gran
Bretaña, Margaret Thatcher, la Dama de Hierro, que también tenía formación
científica y con la que la comparan a menudo.
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