LOS FAMOSOS CASOS DE SAM PICHURRI
Y SU MAYORDOMO LECHUGO (capitulo 2)
El caso más difícil en el que he participado fue en uno en el que me llamaron a escondidas desde un teléfono público y me dijeron lo siguiente:
- ¿Es usted Sam Pichurri?.
- Si, (BUARRRRRRRR), dije yo.
- Ya, pues verá, resulta que soy el oficial de policia número 1,2,3,4 y de complementario el 5 y necesitamos de sus servicios para un caso muy importante.
- Lo siento pero solo tengo uno y está en muy mal estado.
- ¿Oiga?, se le oye mal, apague la radio y el transistor por favor, así no habrá interferencias.
- Ya está, ya lo tengo todo apagado.
- Muy bien, pues decia que es un caso muy importante y difícil a la vez y nos han hablado de usted.
- Ya, ¿y de que se trata? (dije yo como diciendo de que se trata).
- Pues que ha habido un asesinato y al llegar al lugar del crímen hemos encontrado al asesino pero no sabemos quien es el muerto.
- ¡Ajá!, pues no se preocupen que ahora voy para allá.
- Muy bien.
- Ala, adios.
- Eso, adios.
- Hasta pronto.
- Si, hasta pronto.
- Que ya vengo.
- Pues hasta ahora.
- Bueno.
- Eso.
- Ala.
- Le esperamos.
- Que vengo.
- Bueno.
- Esto....
- Adios.
- Pues hasta ahora.
- Bien, bien, no tardo.
- De acuerdo.
- ¡Cuelgue ya!.
- Vale.
Tardé un rato en encontrar el lugar del crimen y al oficial de policia ya que tuve que coger un taxi y lo que pesaba el muy cabrón. Nada más llegar lo vi todo claro, al tardar tanto se habia hecho de dia.
El oficial me dijo:
- Mire, aquí está el asesino.
Lo que vi me llenó de espanto; el oficial tenia una berruga negra en mitad de la frente.
Por un instante me mareé, pero se me pasó enseguida después de vomitar 7 veces.
Una vez recuperado heché un vistazo al asesino; era un hombre con apariencia de ejecutivo, iba vestido con un traje hecho 100% de ropa y llevaba un maletin cuadrado y con una asa en la mitad para cogerlo mejor.
Enseguida me di cuenta que aquel hombre no era un asesino, ni mucho menos dos.
Me dirijí al oficial y le pregunté:
- ¿Qué le hace pensar que este hombre es el asesino?.
- ¡Oiga! (me dijo el), no me subestime (también me lo dijo el), tenemos muchas pruebas.
En primer lugar, no tiene una coartada, ya que no puede demostrar que estaba en otro sitio cuando lo hemos detenido.
En segundo lugar, hay huellas digitales suyas por todas partes de su habitación, y en tercer lugar y la más importante, ya que no hemos encontrado ni al cadáver ni el arma del crimen es una prueba de que el susodicho los ha escondido.
- Ya, ya entiendo, ¿pero que le hace pensar que aquí tenia que haber un muerto y un arma?.
- Si lo supiera no le habriamos llamado.
- ¿Porqué habla en plural si solo me ha llamado usted?.
- Pues, ehh....., esto....., si, tiene razón, solo le he llamado yo.
- No, no hace falta que disimule, ahora ya se quien es el asesino, ¡es usted!. Agentes, ¡Arrestenlo o algo!.
- Pero ¡!, ¿Porqué?.
- Usted lo tenia todo planeado, me he dado cuenta de ello desde el primer momento, la forma como me ha llamado, la manera de acusar a otro rapidamente, ¡pero!, esa es la forma como los niños se intentan salvar, ha sido ese.., ha sido ese.., yo no.
AHORA LO VEO TODO CLARO, usted ha traido a este pobre infeliz a su domicilio y le ha hecho llenar de huellas digitales su propia habitación y todos sus utensilios y muebles, y la prueba definitiva es que lo ha detenido en el momento justo en el que no podia demostrar que estaba en otro sitio en el momento de la detención.
- Pero, ¿está usted tonto?.
- ¡Agentes llevenselo!.
Y así fue como solucioné el caso más difícil que hay en la historia esta que estoy esplicando. Adios.
Sam Pichurri
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