SOBRE IMBÉCILES Y MALVADOS
No quiero señor presidente que se quite de en medio sin dedicarle un recuerdo con marca de la
casa.
En esta
España desmemoriada e infeliz, estamos acostumbrados a que la gente se vaya de rositas después del estropicio.
No es su caso, pues llevan tiempo diciéndole de todo menos guapo.
Hasta sus más conspicuos sicarios a sueldo o por la cara, esos golfos oportunistas - gen-tuza vomitada por la política que ejerce ahora de tertuliana o periodista sin haberse du-chado
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