LA SALUD
Aparte de lo ya dicho había otras creencias relacionadas con la mejora de la salud de las personas. Agreda tenía remedios para curar verrugas, almorranas y orzuelos y rijas en los ojos.
Se contaban las verrugas que llevase el afectado y alguien recogía el mismo número de semillas de sabina y las escondía en algún lugar por el que el susodicho tenía que pasar todos los días. A medida que se iban secando las semillas iban haciendo lo mismo las verrugas. Esta era la creencia.
Para el orzuelo se dejaba al raso de la noche una llave de canuto y por la mañana el afectado se colocaba el hueco de la llave en el ojo e inmediatamente tenía que desaparecer el mal.
La rija la curaban cogiendo una lagartija viva y metiéndola en un canuto de caña, tapándo luego los dos extremos. El enfermo tenía que llevarla dentro del bolsillo hasta que se curase.
Y para las almorranas se arrancaban las raíces de los cardos seteros y se llevaban en el bolsillo hasta que dejaran de molestar.
En El Burgo de Osma se curaban las lombrices de los niños mediante la Oración de San Agustín, que debía leerse durante nueve días seguidos, una vez por día y a la misma hora. También había para lo mismo una Oración de San Antonio de Pádua, pero en latín.
En Osma se tenía hoguera y misa a San Roque al acabar la trilla para que les librase de la peste. También en Vildé el humo de la luminaria, en San Antón, servía para alejar la peste. En las rogativas a Cristos, Vírgenes, santos y santas de toda la provincia, por cierto, era habitual pedirles salud en los cánticos.
En Alcubilla del Marqués se cogía agua bendita en el Sábado Santo para rociera la casa (como en otros lugares) y algunos hasta bebían de ella pues según se decía evitaba el tener anginas. Y el agua sanjuanera de Romanillos de Medinaceli, como hemos señalado curaba dolores de cabeza y de muelas.
En Piquera de San Esteban aquellas mujeres que estuviesen criando un niño y pudiendo no asistiesen a misa el día de Santa Agueda era creencia que se les pondrían los pechos malos.
TODOS LOS SANTOS
En Romanillos de Medinaceli el sacerdote bendecía el hastial que, encendido, se colocaba sobre un añal en el enlosado asignado a cada familia, y bendecía el mollete llevado por las mujeres. Tales losas de piedra cubren sepulturas seculares que cada familia tiene identificada. En ellas era costumbre que las mujeres mayores de cada familia se colocasen sentadas a lo largo del año en cada misa.
Tras la ceremonia sacra del día de Todos los Santos, los monaguillos repartían en trozos el mollete a chicos y chicas desde la puerta de la parroquial, creándose una pequeña algarabía.
A las 9 de la noche daba comienzo el Ritual de las Animas que era anunciado por las campanas sonando a clamores por parte del sacristán. Los niños iban con la esquililla de casa en casa tocando y pidiendo para las ánimas del purgatorio. Y por la noche se bebía mostillo y se comían rosquillas.
En Torreblacos las mujeres hacían bodigas (pan con aceite por arriba) y las ponían en las sepulturas interiores de las iglesias. El sacerdote bendecía las bodigas y se las llevaban a sus casas para repartílas entre los niños de la escuela.
Otro tanto acontecía en Morcuera de San Esteban: en cada sepultura se ponía el bollo del bodigo y una vela, recogiéndolo todo ello el sacerdote. Al día siguiente, Día de las Animas, en la iglesia se repartían los bodigos entre los que acudían a misa.
En Peñalba de San Esteban sucedía algo parecido. El Día de las Animas las mujeres colocaban un paño en el sueño con un cirio y un bollo como donativo al sacerdote, el cual los repartía después entre los niños que habían ido por las casas pidiendo.
En Tejado, durante toda la noche, las campanas tocaban a muerto. En Duruelo de la Sierra, desde las 9 de la noche a la madrugada, se doblaban las campanas en el camposanto, alternándose con el rezo del Padre Nuestro y el Santa María. En Barca los mozos también tocaban las campanas durante toda la noche y, a cambio, el ayuntamiento les daba una borrega y vino; y el Día de las Animas los vecinos, con su mollete, chorizo, sardinas y otras viandas, comían en la casa de la villa, aportando el ayuntamiento el vino.
En Yelo y Alcubilla del Marqués -poblaciones por otro lado bastante alejadas entre sí- efectuaban el llamado Cántico de las Animas, que aún se efectúa en Tajueco.
BODAS
En los trabajos enviados se indican cuales eran los menús de la comida en Los Rábanos, Olvega, Valdegeña, Osma, Deza, Alcubilla del Marqués, Cubo de la Solana y Torreblacos. Igualmente se señalan los platos de la cena en Los Rábanos, Osma, Deza y Torreblacos.
Chocolatadas en la mañana de la boda se daban en Nepas, Vildé, Miño de Medinaceli, Osma, Torreblacos, Alcubilla del Marqués y Villanueva de Gormaz.
Bendición paterna en casa de la novia antes de ir a la misa y con los novios arrodillados se hacía en Los Rábanos, Nepas, Vildé, Rejas de San Esteban, Miño de Medinaceli, Osma, Alcubilla del Marqués, Torreblacos y Peñalba de San Esteban.
Cencerradas a los viudos-as y a los novios forasteros que no pagaban "el piso" constan en Olvega, Castillejo de Robledo, Renieblas, Agreda, Barca, Deza y Villanueva de Gormaz.
Se pagaba "el piso" a los mozos, para una merienda-cena, en Los Rábanos, Olvega, Nepas, Castillejo de Robledo, Valdegeña, Renieblas, Agreda (pagar "la bota" lo llamaban) y Barca.
Convites a los mozos-as había en Valdegeña, Alcubilla del Marqués, Nepas, Rejas de San Esteban y Miño de Medinaceli.
Se cantaban Albadas durante la noche de bodas, especialmente tras la cena, en Nepas, Rejas de S. Esteban, Miño de Medinaceli, Muriel de la Fuente, Pedraja de S. Esteban, Utrilla, Barca, Alcubilla del Marqués, Cubo de la Solana, Peñalba de S. Esteban, y, en la víspera del día de la boda en Torreblacos y Vilde.
De la vestimenta de los novios se habla en Los Rábanos, Nepas, Miño de Medinaceli, Valdegeña y Barca. Y del ajuar en Soria capital y Torreblacos.
Al día siguiente se paseaba a los novios montados en burros por Nepas, Vildé, Langa de Duero y Tardelcuende (aquí los tiraban luego al río Izana), y encima de un carro en Rejas de San Esteban.
REINADO DE LOS MOZOS Y QUINTOS
Los mozos se organizaban en pseudo-ayuntamientos con su alcalde, secretario y alguaciles, en unas fechas determinadas; preparaban sus fiestas específicas (para lo cual sacaban dinero pidiendo por las casas, subastando mayos, etc) y sancionaban a los que transgredían algunas de las normas, pero antes tenían que ser admitidos como mozos y así era preciso pagar para tal reconocimiento con dinero o alimentos en Olvega, Miño de Medinaceli y Villanueva de Gormaz.
Los quintos tenían su Día propio, en diversas fechas: Carnaval en Langa de Duero y Tardelcuende; días navideños en El Burgo de Osma y Castillejo de Robledo; siete días seguidos en la segunda semana de febrero en Utrilla; otra semana (sin especificar) la tenían en Agreda... Esos días no convivían con la familia sino entre ellos mismos en una casa determinada. En Olvega la quintada, con mayor o menor intensidad, duraba un mes.
Reinados de Mozos había por Las Candelas y San Blas en Morón de Almazán; en Santa Agueda también en Morón de Almazán; en Santa Bárbara en Rejas de San Esteban; en los Santos Inocentes en Deza; en Navidad en Utrilla, Barca y Romanillos de Medinaceli. También había Reinado de Mozos en Villanueva de Gormaz.
OTRAS COSTUMBRES
En Osma, Peñalba de San Esteban y Alcubilla del Marqués era costumbre de los mozos lavar la cara a las mujeres con los racimos de uva durante la vendimia.
Había tazas de plata para que los hombres bebiesen vino en Duruelo (en San Julián), Barca (Jueves Santo), Cidones (los miembros de la Cofradía de S. Sebastían en las grandes celebraciones) y en Torreblacos por San Antonio de Pádua aunque lo hacían, no en tazas, sino en cuernas de toros llamadas llaras.
WEB SORIANA de Ángel Almazán de Gracia
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