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15

Agotado el combate
la soledad nos nace como una herrumbre
estéril abierta impredecible
en su aire de piedra.
16

Como zona de riesgo
elijo el espejismo de mi primera
eternidad.
14

Los instantes
son ya evanescencia.

Si nos desintegramos
es para asir mejor la madera
infinita.
15

Agotado el combate
la soledad nos nace como una herrumbre
estéril abierta impredecible
en su aire de piedra.
13

La carne
es una amante
que hasta el fin se desnuda.

En ella
hasta el dolor se asemeja
al deseo.
14

Los instantes
son ya evanescencia.

Si nos desintegramos
es para asir mejor la madera
infinita.
El fuego.
Siempre el fuego.

Nadie
podrá jamás avasallar
su llama
sin apagar el mundo.
13

La carne
es una amante
que hasta el fin se desnuda.

En ella
hasta el dolor se asemeja
al deseo.
11

Quizá
tras evadirme de las venas
y el tiempo
sueñe volver a ser junto a mi sombra
el reverso del fuego.
El fuego.
Siempre el fuego.

Nadie
podrá jamás avasallar
su llama
sin apagar el mundo.
10

Amo
esta carnadura
que sigue contemplándome
debajo de mis párpados.
Amo
esta muerte viva
clandestina
que siempre se me muere antes de tiempo ... (ver texto completo)
11

Quizá
tras evadirme de las venas
y el tiempo
sueñe volver a ser junto a mi sombra
el reverso del fuego.
9

Llevo
en carne abierta
los trofeos
de la resurrección y el desarraigo.

Y en los cuerpos ajenos
el gran riesgo
de amarlos.
10

Amo
esta carnadura
que sigue contemplándome
debajo de mis párpados.
Amo
esta muerte viva
clandestina
que siempre se me muere antes de tiempo
y siempre resucita. ... (ver texto completo)
8

Nuestros pequeños universos
huyen
como huyó todo lo que sombra tuvo
y fue
bajo la piel.
9

Llevo
en carne abierta
los trofeos
de la resurrección y el desarraigo.

Y en los cuerpos ajenos
el gran riesgo
de amarlos.
7

Mis pieles sucesivas
obsesivas
fueron aniquilándome
devastándome
al parecer en apariencia
y rescatarme luego
en carne viva.
8

Nuestros pequeños universos
huyen
como huyó todo lo que sombra tuvo
y fue
bajo la piel.
6

La carne.

Su batalla
entre la seducción y el desengaño.

De lo humano
hereda la imprudencia y el goce
de exponer su intemperie desnuda ... (ver texto completo)
7

Mis pieles sucesivas
obsesivas
fueron aniquilándome
devastándome
al parecer en apariencia
y rescatarme luego
en carne viva.
Entre la carne altiva
y sus jirones
un cielo sumergido todavía
sin playas.
6

La carne.

Su batalla
entre la seducción y el desengaño.

De lo humano
hereda la imprudencia y el goce
de exponer su intemperie desnuda
ante los astros.

Como único escudo
la piel.

Ese milagro. ... (ver texto completo)
4

Cuando la carne aúlla
o se desangra
el hombre resplandece en su verdad
de sed
de lumbre y brama
Entre la carne altiva
y sus jirones
un cielo sumergido todavía
sin playas.
3

La carne
sólo piensa cuando el pulso vacila
y en su lugar se instalan
los enigmas.
4

Cuando la carne aúlla
o se desangra
el hombre resplandece en su verdad
de sed
de lumbre y brama
Desde
el alba del hueso
la carne
es un latido anterior a sí misma.
3

La carne
sólo piensa cuando el pulso vacila
y en su lugar se instalan
los enigmas.
El cuerpo.

Sólo somos
su huésped transitorio.

Su más desheredado habitante
mortal.
Desde
el alba del hueso
la carne
es un latido anterior a sí misma.
Ana Emilia Lahitte

El cuerpo

A Jorge García Sabal y Alfredo Veiravé

Asumo
en huesos frágiles
el esplendor del ser y su destierro
mi médula salvaje ... (ver texto completo)
El cuerpo.

Sólo somos
su huésped transitorio.

Su más desheredado habitante
mortal.
Ana Emilia Lahitte

El cuerpo

A Jorge García Sabal y Alfredo Veiravé

Asumo
en huesos frágiles
el esplendor del ser y su destierro
mi médula salvaje
mi ambigüedad
tajeada por las uñas de Dios. ... (ver texto completo)
Ana Emilia Lahitte

Señales

Aquellos
padres hondos
de que habla Valery
siguen interrogándonos.

Nuestra orfandad ... (ver texto completo)
Ana Emilia Lahitte

Aprendizajes

Comienzo
a perder instantes.

A perderme.

Una décima de segundo. ... (ver texto completo)
Ana Emilia Lahitte

El suéter de Fedorio

En los bordes raídos del suéter
de Fedorio
se arremansa la vida y sus historias.

Jamás
me atrevería a proponerle restañar ... (ver texto completo)
Quitárselo
sería desollarlo.

El suéter de Fedorio
es una hogaza
un libro de bitácora un sol un campanario
alguna melodía que se canta
sin que nadie la escuche.
Su intemperie
anuda cuanto ha sido algo más ... (ver texto completo)
Ana Emilia Lahitte

El suéter de Fedorio

En los bordes raídos del suéter
de Fedorio
se arremansa la vida y sus historias.

Jamás
me atrevería a proponerle restañar
esos hilos desgastados
reavivar los colores
las zonas percudidas como un abecedario
para ciegos. ... (ver texto completo)
Ana Emilia Lahitte

Amantes clandestinos

Uno
va internándose
en la fatiga horizontal que llega
a seducir los huesos
y el silencio
como si fuesen huéspedes fugaces ... (ver texto completo)
Vamos tendiéndonos
junto a nuestra sombra arropándonos con ella.

Hay un cambio de piel
que nos desnuda.

Y la fatiga invade.
Murmura otros idiomas
que no son extranjeros pero emplean
sin voz ... (ver texto completo)
Ana Emilia Lahitte

Amantes clandestinos

Uno
va internándose
en la fatiga horizontal que llega
a seducir los huesos
y el silencio
como si fuesen huéspedes fugaces
o amantes clandestinos.
Y un día
nos sorprende descubrirnos
dueños de una morada
abierta a la intemperie de toda soledad. ... (ver texto completo)
13
Fascina
Este límite
Donde el haber vivido se desprende
como la piel de una serpiente.

18
Sí,
las heridas son el mejor manuscrito.
... (ver texto completo)
38
La duda es un extraño paraíso
donde Dios puede al fin dejar de ser eterno.

42
Amo secretamente el casos que me ama.

44
Es difícil morir.
Más difícil aún saber si estamos vivos.
4
Amo
el temblor radiante de mi propia intemperie.

5
La desnudez
fue siempre mi guarida secreta.

6
Costó tanto ... (ver texto completo)
13
Fascina
Este límite
Donde el haber vivido se desprende
como la piel de una serpiente.

18
Sí,
las heridas son el mejor manuscrito.

32
Envejecer es esto,
recordar vagamente la piel de los amantes.

37
Sólo creo
en los ángeles heridos,
en su examen de luz en los infiernos. ... (ver texto completo)
Ana Emilia Lahitte

Algunas maneras de ensayar el adiós

1
Cada latido,
pendular, descalzo, regresa al universo.

2
Somos lo que no vemos. ... (ver texto completo)
4
Amo
el temblor radiante de mi propia intemperie.

5
La desnudez
fue siempre mi guarida secreta.

6
Costó tanto
inventarse, cavarse, mutilarse,
antes de regresar al fondo del espejo.

10
Lo importante es la sed.
Ser un mismo desierto. ... (ver texto completo)
Ana Emilia Lahitte

Algunas maneras de ensayar el adiós

1
Cada latido,
pendular, descalzo, regresa al universo.

2
Somos lo que no vemos.
Somos lo que ignoramos. La sombra es la única constancia
del aún estar después de haber huído. ... (ver texto completo)
Ana Antillón

Blanca, liviana fuerza de la altura

Blanca, liviana fuerza de la altura,
apoyando su peso en los fríos velos,
descubre heladas llamas de antro fuego;
el pesado vapor y la blancura
de la sedosa piel corre a los suelos,
en soledad de grises de ebrio juego. ... (ver texto completo)
Ana Antillón

Desplegada en el aire

Desplegada en el aire,
colgando de un hilillo
que se alarga y se angosta
mientras escupo o chupo,
yo, araña en las tinieblas
con las patas redondas
de gastar paredes,
con el vientre escaldado
de manejar insectos;
me subo hacia los techos
y me hieren huevillos,
me bajo a los rincones
y me penetro de agua;
vuelvo hacia el aire fresco
y me quedo congando,
los ojos encogidos
de soledad y viento,
las patas destrozadas
de agitarlas con fuerza.
Rompiendo en la cabeza,
fluyendo en las entrañas,
la baba se me escapa,
me destroza los miembros.
Languidezco vacía
con la cáscara suave
arrugada y desnuda,
colgando aún del aire. ... (ver texto completo)
Ana Antillón

Es árbol triste, seco y deshojado

Es árbol triste, seco y deshojado,
añoso y pensativo tronco,
rasgando los cabellos a las nieblas,
mirándose en un charco pantanado,
sorbiendo al trueno el resonido ronco,
verdugo deslumbrado de tinieblas. ... (ver texto completo)
Ana Antillón

Deberías de venir, ráfaga impura

Deberías de venir, ráfaga impura
para apoyarme en ti. Ciega o dormida
me dejaría llevar por lo podrido.

Si pudiera morirme, yo iría obscura
hacia tu soledad: presa en tu vida
se quedaría mi cuerpo estremecido.

Pero me quedo aquí, fría y cobarde,
tapándome la frente con las manos;
el alma envuelta entre la carne ilesa.

Y te quedas tú ahí arde que arde
quemando el aire de mis ojos sanos
fija y llameante en la creación espesa. ... (ver texto completo)
Amparo Amorós

Poetas al salón que hay jurados!

En el café se gestan las hazañas;
en el café los premios se reparten;
en el café se traman artimañas
sin que los camareros se nos harten.

¡Qué baratos nos salen los jurados- ... (ver texto completo)
Amparo Amorós

Vitral

Trascendida textura la del aire
en que la luz desvela su entidad
de ilusoria materia. Impasible
trasiego de traslúcidos cuerpos
en la serena suspensión de un ámbito
a cuya cualidad intemporal ... (ver texto completo)
Por tonto
por abusivo
por presuntuoso
por engañoso
por lo del gato y la liebre
por dárselas de imagen
lo han puesto de patitas en la calle
no a la imagen: a él
residuo de una imagen sin hogar
para que aprenda a ser ... (ver texto completo)
Américo Ferrari

Círculo de poetas nihilistas y su gramática

un color de sangre comprimida nace del relámpago y la lujuria abrupta de la tierra
lo borramos
un surtidor de agua nocturna nos disuelve en una lluvia de dicha
y ansiedad
lo cortamos
una concha de madreperla libera en su destello el misterio exhaustivo del placer ... (ver texto completo)
Américo Ferrari

Nada pasa en la inminencia

Una cosa ha estallado en el aire
qué cosa? nada: cualquier cosa
un objeto volante no identificado.
Nada ha pasado
sólo entre el aire y nuestra piel algo
ha pasado como cuando
se sale al frío y respiramos
un aroma helado y tan sólo un instante
nos sentimos como llenos de aire perseguido
presagiado
como si desde la piel el aire eructara un sarpullido
una plaga de puntitos rojizos y blancuzcos
hemos dicho no pasa nada
porque nada pasa y es verdad
pero hemos quedado inflados
de ese aire maligno
y sabemos que ahora
falta poco:
una cosa en este aire que nos llena va a estalla ... (ver texto completo)
Amanda Pedrozo

Adaptación

Si retirase con esta mano
cuanto hubiese dado con la otra
si a mi mano izquierda no le importase
en qué asuntos anda la derecha
si con buenísimas maneras me convencieran
de que lo cortés no quita lo valiente
si de tanto hacer la ronda
se me diera al fin por elegir pareja.

Si considerase gentil
ceder la última palabra
si viviera nombrando a Dios
en tanto voto por César
si alabase el orden establecido de las cosas
y decidiera consecuentemente
tornarme buey por el camino,
y punto.

(Donde Ud. por supuesto, decidiera ponérselo
rotundamente y absoluto) ... (ver texto completo)
Amanda Berenguer

Momento

....................... Por un instante
se han detenido las máquinas
me han abandonado las fuerzas
me he entregado a mi sombra
....................... a la culpa cripta oscura
....................... de ser Amanda escrita ... (ver texto completo)
Amanda Berenguer

La carta

escribo una carta infinita
en la pared ambigua del recipiente
que me contiene
unas veces adentro
otras veces afuera
sin levantar el bolígrafo ... (ver texto completo)
Amanda Berenguer

El cuento

este frágil objeto que me alberga/
acaso tenga una forma inquietante/próxima/
botánica:
¿"espada de San Jorge"
lidiando con un dragón de tinta?
¿árbol en el despegue ... (ver texto completo)
Tiembla y destella, hace señales,
todas son huellas de la eternidad,
enumeradas y prolijas,
cuernos de caza, al mundo
aullidos de perros, está el desierto,
toques de peligro, inútilmente,
pasos cambiados, ¿dónde?
campanas para niebla, una piel fosforescente,
pedidos de auxilio, y envenenada,
sirenas de patrulleros, llamando, ... (ver texto completo)
Un código de emergencia,
un vaso de agua, un hueso
para la inteligencia,
un alfabeto de clave radioactiva,
o telepática, o nuclear,
o una sustancia de amor
para esta extrema ubicación,
25 de abril de 1963, otoño,
en mi casa, hemisferio austral,
aparentemente a la deriva.
Amanda Berenguer

Comunicaciones

Urge el pensamiento conectando
¿se siente? ¿alguien entre líneas?
¿errata? ¿paréntesis? ¿qué signo?
¿escuchan?
(La claridad del lenguaje
tiene apenas ... (ver texto completo)
Tiembla y destella, hace señales,
todas son huellas de la eternidad,
enumeradas y prolijas,
cuernos de caza, al mundo
aullidos de perros, está el desierto,
toques de peligro, inútilmente,
pasos cambiados, ¿dónde?
campanas para niebla, una piel fosforescente,
pedidos de auxilio, y envenenada,
sirenas de patrulleros, llamando, ... (ver texto completo)
Amanda Berenguer

Comunicaciones

Urge el pensamiento conectando
¿se siente? ¿alguien entre líneas?
¿errata? ¿paréntesis? ¿qué signo?
¿escuchan?
(La claridad del lenguaje
tiene apenas
la intensidad ambigua del poniente)
Estamos aquí, lanzados a la noche
terrestre, apretujados,
aquí, en la noche terrestre, aquí
en la noche terrestre.
De nuevo el hilo
el cable roto, el deslumbrante
cortocircuito.
¿No oyen? ¿No se oye?
Palabras mías, insensatas,
hechas de furor y de locura,
cuantiosa tesitura negra
a borbotones desbordándose
hacia dentro, hacia
el fondo
interpolado de rígidas luciérnagas. ... (ver texto completo)