En tiempos de crisis, como los que corren, en los que las cosas no están para florituras, no entiendo cómo un pueblo como el nuestro puede invertir todo su presupuesto en poner-quitar-poner-quitar, y así sucesivamente, la dichosa plaza. Esa macroestructura metálica oxidada, esa placa con sólo la mitad de una lista de nombres, ese suelo desnivelado de la plaza de arriba, esas "farolas" modernistas y esos árboles sin sombra, esa plaza sin asientos, esa calle sobre elevada al nivel de la acera, esos ... (ver texto completo)