hace algunos años me enamoré de un andujareño, Miguel, y a través de él conocí vuestra romería; me regaló una medalla de vuestra Virgen de la Cabeza y desde entonces no me he vuelto a separar de ella; le doy gracias por muchas cosas y le pido otras aunque no todo me lo concede, aún así, sigo confiando en ella y espero que algún día obre el milagro.