los mejores del sigo entre soltros y casados
... y no importaba si disponíamos de botas de fútbol, bambas o zapatos; la cuestión era "jugar" y asustar al contrario para ganar el encuentro. En éstos lo más pintoresco que vi, fue aproximadamente en los años 71-72 en un partido entre Calamocos - Villaverde en el que para los locales jugaba de delantero el cura del pueblo - con sotana y zapatos - cual sayo negro parecía un grajo volando detrás de una pelota.