Ningún ruido debía alterar el silencio que moraba en el enorme habitáculo. La calma tensa y las ansias de batalla que desesperaban a los soldados, era el contrapunto a la algarabía exterior. Allí, el gentío, ignorante de su tragedia, se retiraba sin prisas; portando su borrachera entre las sombras de la noche.
El momento se acercaba, y de ellos dependía la gloria. Odiseo ajustó el casco y aferró con fuerza la empuñadura de su espada. La trampilla de madera se abrió con avidez. Y el caballo de ... (ver texto completo)
El momento se acercaba, y de ellos dependía la gloria. Odiseo ajustó el casco y aferró con fuerza la empuñadura de su espada. La trampilla de madera se abrió con avidez. Y el caballo de ... (ver texto completo)