Desde este invierno tan frío que “todos los santos” nos manda me detengo ante esta foto veraniega, tan lejana en el tiempo; tan recordada por todos los que un día trillaron sus trigos y pasaron las noches en la era sin más colchón que las parvas. Y se desperezaron al claro del alba en aromas a mies con las gargantas secas buscando el agua. Sólo quien tuvo esa experiencia verá más allá en esta foto, no se le parará la mente en las mulas ni en la tumultuosa paja; hurgará más en las sombras que se extienden ... (ver texto completo)