En
Toro por aquellas épocas, a los que aquí residíamos nos llamaban los de los padres. ¿De quién se creerían que íbamos a ser?
Esta fue mi
casa durante siete largos cursos. ¿Largos cursos? Ahora que han pasado treinta años, me parece que fueron cuatro días.
Recuerdo la cantidad de vueltas que di a este
patio como castigo, las
noches de
niebla y frio desde las diez de la
noche hasta las doce, o cuando “al Taboada” (el mayor de los hermanos, pues el otro era un bendito) se le ablandaba el corazón
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