Hace muchos años, entre los sesenta y cinco y setenta, estuve ejerciendo como maestra en Castrocalbón. Recuerdo que era un pueblo muy abandonado y machista, porque los maestros, que eran de allí, tenían unas buenas aulas y una casa grande para cada uno gratis, muy cerca del río. Se dio el caso de que algunos años un maestro, que tenía casa propia, utilizaba la del pueblo para guardar manzanas. Las dos maestras teníamos que vivir en una casa particular, sin comodidades, pagando lo que nos pedían. ... (ver texto completo)