AQUELLOS VIENTOS DEL NORTE
Cuando los gritos se callan en las tierras de Castilla,
muchas venganzas estallan sobre la gente sencilla.
Hay gritos de desaliento que divisan ciertas dudas,
el humano fue sintiendo algunas muertes absurdas.
Aquellos vientos del norte venidos desde Pamplona,
fueron el negro resorte de un mundo que no razona.
Soria sufriendo los pasos de unos vientos mal llegados,
que sembraron los ocasos entre sueños destemplados.
Son historias sin retorno, fueron signos enmarcados,
con llanto sobre el contorno de caminos amargados.
Puede que pasen los años sin entender su misterio,
se podrán contar sus daños en cualquier momento serio.
Cuando se borra el pasado con sus sombras tenebrosas,
algún camino marcado quizá renazcan sus rosas.
No vale borrar los nombres de personas de conciencia,
ni criticar a los hombres que no tuvieron clemencia.
“Todo pasa y todo queda” nos dijo Antonio Machado,
la historia siempre se enreda con el que más ha llorado.
El tiempo nos va marcando nuestro paso por la vida,
mientras vamos encontrando gentes que hicieron herida.
Vientos del norte malditos que sembraron muchos llantos,
a veces soltando gritos y otras con sus sobresaltos.
No debemos olvidarlo ni sentir su mala marcha,
con memoria hay que guardarlo para trazarle una tacha.
Soria sabe de caminos y de sus viejas batallas,
sin olvidar malos signos entre sufridas murallas.
Hay nombres para el olvido, que se les guarda distancia,
ningún soriano afligido quiere saber de arrogancia.
Fueron los vientos del norte buscando la intolerancia,
que quisieron ser resorte de mucha sentencia rancia.
G X Cantalapiedra.
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