Hace muchos años en el pueblo de Almedina amaneció un bonito día. Y con el amanecer en la puerta de un hombre rico apareció una canastilla con unas blancas sabanillas y sobre ellas un bebé vestido con un trajecillo también blanco y perfectamente bordado. El dueño de la casa no podía salir de su asombro y corrió a decirselo al Alcalde y al Sr Juez. Como no encontraron a los padres, el Alcalde y el Sr Juez decidieron que el dueño de dicha casa debería de ser el padre y así criar al bebé como hijo. ... (ver texto completo)