Hoy vengo cansado del trabajo, no tengo ganas de escribir, sino descansar, pero antes de entrar en la ducha, aprovechando que el ordenador estaba abierto, compruebo mí correo, y me encuentro con la desagradable noticia:
Una bodega de Mérida ha cancelado un banquete de boda al enterarse de que la pareja es homosexual
Joni y Javi, dos jóvenes extremeños, que están a punto de contraer matrimonio, han visto como los responsables del lugar donde iban a celebrar su banquete de bodas, cancelaban la
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Yole, yo también me encuentro cansado. Pero antes de acostarme, con ese exabrupto lanzado en Mérida, quiero darme una ducha y sacudirme del cuerpo y del alma las pocas briznas que de extremeños como ése tal Alvear puedan tocarme: si este cree que siendo homófobo y nazi resulta más macho y valiente, se confunde de cabo a rabo. Y además, torpe: sólo le deseo que su negocio se hunda con este lema "Aquí sólo se admiten a los que piensen como yo".
Respecto al tema de ayer, y así también contesto a UNOMAS, qué duda cabe que las soluciones no pueden eternizarse. Los gobiernos, todos, han bendecido el sistema hasta límites rayanos en la adoración, de suerte que nadie sabía distinguir entre gobiernos de izquierda o derecha. Han llevado a los ciudadanos jóvenes a creer que las ideologías habían muerto, a creer en el becerro de oro hasta el punto (te lo decía ayer) de abandonar masivamente la enseñanza para "ponerse" al volante de un coche o saborear un cubata en el Caribe. Efectivamente, lo que no se empieza no se acaba. Aquí está el gran pecado de los gobiernos y sus ministros, su anestesia moral, su autocomplacencia; tuvo que ser una crisis, que no sus covicciones, la que les recordase que los de siempre habían dilapidado el sudor de los de nunca. Cero a Zapatero, pero quién es capaz de preocuparse de los muebles cuando la casa arde por los cuatro costados. Este hombre, en una bonanza prolongada, hubiera creado una sociedad bastante igualitaria, pero no se dio cuenta de que la zorra cambia de pelo y no de costumbres, y confiado y optimista (léase a Voltaire: Candide) se echó al mundo para hacer, todavía más, grandioso y eterno al Quijote. Te confieso que le prefiero así, antes que a su predecesor, un trasnochado, y bajito, Sancho Panza que sólo llegaba a pensar que bien comidos y bien bebidos ya nos valía a los españolitos.
Completamente de acuerdo, hubiera sido mucho mejor unas medidas cabreantes (para los bancos) que entristecedoras (para los pensionistas). Suba usted los impuestos a todos, aunque se desdiga, antes que bajar los sueldos ¡señor!. Y déjese de planes E, de ensanches de aceras, coño: coja esos miles y haga fábricas de manufacturas agrarias en extremadura, que hay sólo dos, y de paso que Fernández Vara se mantenga, ¿o no?. ¿Y el tráfico financiero?, sabe usted, Sr. Zapatero, puestos a grabar, el número de intercambios accionariales habidos por el vaivén de la avaricia bursátil?: no caben en esta pantalla. Pues a acción vendida, acción grabada, y lo mismo para la comprada: ¡qué veta se le fue a usted con esto!. Tampoco hubiera pasado nada porque se hubiera caído alguna caja de ahorro, y haber metido en la cárcel a algún socialista, a ver si por rescatarlas desde dentro nos van después a rescatar desde fuera. Y el impuesto de lujo de los coches: un chico que se compre un utilitario su uso, vale; pero un pijo de concurso que se compre un toterreno tedeí, bemeuve uveá o un forsvaguen jodeté, a este, a este hay que crujirle a impuestos. Y cómo se va a tratar los mismo fiscalmente, con las mismas deducciones en base imponible, un piso comprado en Rubí o en Leganés, que en Somosaguas o en Pedralbes, no puede ser. Y tantas cosas, Yole. Claro que habría que haberlas puesto en marcha, yo me refería a que todas juntas pueden llevarnos al caos. Es más, un atracón de buenas medidas puestas en marcha a la par, es una mala medida.
Y ahora si que me ducho y me acuesto, que me estoy poniendo caliente,... escribiendo se entiende.
Buenas noches a todos.
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