Acabo de llegar de la Cañada. Nunca he podido entender cómo un pueblo tan pequeño puede ser tan grande con los que somos algo de allí y mucho de otro lado.
Estar en esas calles, entrar en su iglesia, pasear por el muro y compartir la comida de hermandad ha sido toda una vuelta a mi infancia, cuando hacía todas esas cosas en compañía de mis abuelos. Ahora después de algunos años sigo sintiendo el mismo cariño entrañable. Un saludo y gracias a todos
Estar en esas calles, entrar en su iglesia, pasear por el muro y compartir la comida de hermandad ha sido toda una vuelta a mi infancia, cuando hacía todas esas cosas en compañía de mis abuelos. Ahora después de algunos años sigo sintiendo el mismo cariño entrañable. Un saludo y gracias a todos