En un lejano país, varios duendes construian dos
palacios, el de la verdad y el de la mentira. cadas vez que un niño decía una verdad, esta servia para fabricar un ladrillo con el que se edificaba el primero. Lo mismo ocurria en el otro, pero, en este caso, el material se creaba con una mentira.
Ambas construcciones eran impresionantes y los duendes competían duramente porque el suyo fuera mejor, tanto, que los de la mentira, mucho mas tramposos y marrulleros, fueron por el mundo para conseguir
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