Habia una vez dos hombres enfermos que compartían habitación en un
hospital. Aunque era muy pequeña, tenia una
ventana. Al paciente que estaba junto a ella, le dejaban sentarse cada tarde una hora, en la que describia a su compañero, que solo podía estar boca arriba, lo que se veía. Segun cotaba, la ventana daba a un
parque en el que había un
lago, un bosque y, detras de los
arboles, la ciudad. El hombre acostado escuchaba todas las explicaciones y disfrutaba de cada minuto como si el mismo pudiera
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