“Vale la pena pelear por helar la sonrisa a los que hablan del sorpasso”
Guerra habló más del socialismo que de los socialistas. De hecho, su intervención, ante algo más de 200 personas entre las que eran mayoría los entrados en edad y entre los que se dejaban ver varios consejeros y cargos públicos del PSOE, incluyó varios llamamientos al cierre de filas: “Solo por helar la sonrisa de los que hablan del sorpasso vale la pena pelear”. “Se publican unas encuestas y ya están los socialistas asustados. No, hombre, no: las encuestas están hechas para orientar el voto”, anotó. Las últimas coinciden en pronosticar que Unidos Podemos tendrá más votos que el PSOE en Zaragoza, y que obtendrán el mismo par de escaños, aunque ahora serán los socialistas los que se disputen el último con el PP.
Sin embargo, Guerra apela a lo emotivo. Puro 8.0. “Para la derecha el peligro es el PSOE, el que le puede arrebatar el poder. La izquierda o la derecha fantasiosa no se lo va a quitar”, dijo. “Los demás pueden existir pero no pueden gobernar, porque no representan a la mayoría”, arengó. “No nos han perdonado, nos la guardan” desde 1921, deslizó, en un requiebro histórico que comenzó con la negativa del PSOE a entrar en la Komintern tras el viaje de Fernando de los Ríos a la Rusia Sovietista y que concluyó con un listado de rencorosos que incluyó a comunistas, bolcheviques y “chavistas”.
El desfile de enemigos incluyó a las televisiones, que dan cancha “a estos profesores que vienen de Venezuela”, y a los nacionalistas, que “están intentando reconstruir el caciquismo del siglo XIX”. “Socialistas y nacionalistas son incompatibles”, dijo, aunque sin aclarar si eso incluye a formaciones como Mès, Compromís o la propia Chunta Aragonesista, aliados de gobiernos autonómicos de su partido. “Hay que amar a nuestro país”, apuntó, antes de citar a Machado: “Un andaluz que solo se siente andaluz no es un buen español”.
“Aceptaría ser presidente mundial diez minutos”
Alfonso Guerra compartió cartel con la cabeza de lista del PSOE por Zaragoza, Susana Sumelzo, que recordó “la ilusión y la energía que transmitía” aquel y que insistió en que “las encuestas están cocinadas, están chamuscadas”; y con el presidente del Gobierno de Aragón, Javier Lambán, que le definió como el “emisor de opiniones más agudas y visionarias que leo desde hace años”. Las tres almas del PSOE, la de la lealtad sin matices a Sánchez, la de los barones territoriales y la de los felices años 80, remaban en la misma dirección en la cuenta atrás para el 26-J
“Yo hablo por mí”, dejo claro quien hace dos décadas largas fue vicepresidente del Gobierno y vicesecretario general del PSOE. Y temido, además de por su poder, por su dialéctica y su retórica. Veintitantos años después, y ya retirado de la primera línea, sigue conservando aquella habilidad para la imagen. “El capital viaja en internet y los pobres en patera” fue una de sus perlas. Otra: “Socialismo es que nadie tenga tanto como para que alguien se vea obligado a ponerse de rodillas y que nadie tenga tan poco como para tener que arrodillarse”. Y una más, con la que ridiculizó las tesis tributarias del liberalismo: “Bajar los impuestos no crea empleo, lo que hace es adelantar la compra del próximo yate”.
Ahora, dijo, ya no piensa en cargos, aunque ironizó con uno que sí le gustaría ocupar. “Presidente mundial sí aceptaría 10 minutos-dijo-, para expropiar a ese 1% [de la población que acumula tanta riqueza como el resto] y repartirlo”.
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