Estimadas Sole y Carmen Nieves:
Tras esas comunicaciones tan interesantes, no he podido resistir la tentación de opinar.
Decía Ortega y Gasset: “Patria es la que encontraré mañana al despertarme”
Les quiero contar que tenemos un hijo y que vive en Inglaterra desde hace diez años. Lo besamos poco, lo queremos mucho. Tenemos dos nietos: los besamos poco, los queremos mucho y, a los cuatro, los vemos menos de lo que quisiéramos. Pero...
Entiendo que el fenómeno emigración es inherente al ser humano desde la más remota antigüedad. Sé que los motivos pueden ser variopintos, como por ejemplo: el deseo de mejorar en un proyecto de vida, las ideas políticas, la necesidad, y la escasez.
Sé, por lo vivido, que la emigración:
a) fortalece el carácter del emigrado.
b) aumenta la relación y el apoyo mutuo en el núcleo familiar desplazado.
c) nos demuestra la capacidad de adaptación al nuevo entorno físico.
d) mantiene el recuerdo de la patria: los malos y los buenos momentos.
Pero “el mundo nuevo” tiene cualidades, motivaciones y “gente”. Esa gente tiene sus creencias y sus familias que, en el fondo, son como las nuestras. Ese mundo se abre, poco a poco, ofreciendo todo lo bueno que tiene al que se le enfrenta con coraje y dignidad. Allí, descubre que su patria no es ni peor ni mejor, sólo distinta.
El que emigra y mejora, es muy posible que se quede para los restos. Consolida su núcleo familiar, tiene hijos, trabajo y amigos.
El tiempo pasa rápido, muy rápido.
A veces, vuelve a su tierra pero aquella también cambia; su familia, sus recuerdos y sus amigos van mermando; al final, él, es el extraño donde nació. Entonces es el momento de mirar a “su nueva casa”; su vieja patria son sólo recuerdos, unos buenos y otros malos, pero sólo recuerdos. En su nueva casa está su presente y su futuro. ¿Volver? ¿Adónde?, si ya vive de las alegrías de sus hijos y de sus nietos en un país que lo aceptó y que le ha dado lo que le faltó en otro momento.
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Otras veces, ha sido la necesidad o una decisión ¿política? en la que no se tiene ninguna influencia y que obliga a buscar un lugar donde progresar.
¿Es doloroso?, sí. ¿Supone un esfuerzo suplementario?, seguro. Pero la naturaleza humana es capaz de superar cualquier barrera.
Se hace referencia a que la mujer sufre doblemente por trabajar en casa y en su oficio ¿Todas?; no, si en casa hay concordia, entendimiento, colaboración y estudio de necesidades.
Todo se consigue con pundonor y esfuerzo personal. Al final, siempre se recibe el premio a ese esfuerzo.
Antes, desplazarse 500 Km. suponía un día completo por carreteras infames; ahora, ir al norte de Inglaterra -2500 Km- son tres horas de avión. El mundo YA es la casa de todos.
Reciban, las dos, el más sincero afecto del padre de un joven que quiso llevar adelante un proyecto de vida, de desarrollo intelectual y científico y que lo ha conseguido: se ha adaptado; viene y va, disfruta allí y aquí. Nosotros vamos, iremos y volveremos, pero estamos contentos y satisfechos de que LA VIDA continúe.
Manuel Ortiz
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