Un último rasgo de la fisonomía de
San Bernardo, que es esencial señalar también, es el lugar eminente que tiene, en su vida y en sus obras, el culto de la
Santa
Virgen, y que ha dado lugar a toda una floración de leyendas, que son quizás aquellas
por lo que ha permanecido más popular. Amaba dar a la Santa Virgen el título de
Nuestra Señora, cuyo uso se generalizó después de su época, y sin duda en gran parte
gracias a su influencia; es que era, como se ha dicho, un verdadero «caballero de
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