A primeros de septiembre junto al románico ábside de la iglesia, he contemplado la energía vital del viejo moral partido por el rayo, lleno de hojas y negros frutos. ¡Quién los hubiera pillado cuando eramos chiquillos! Ahora casi nadie saborea sus agridulces frutillas.
Como hambrientos depredadores ibamos escalando los troncos y ramas, y cada parte de los brazos abiertos y nombrados del viejo profeta, como el autor del libro de Hermosilla, denominó al rajado moral. Hoy se encuentra manco, sólo ... (ver texto completo)
Como hambrientos depredadores ibamos escalando los troncos y ramas, y cada parte de los brazos abiertos y nombrados del viejo profeta, como el autor del libro de Hermosilla, denominó al rajado moral. Hoy se encuentra manco, sólo ... (ver texto completo)
h20yo e plantado unos olivos en cornudilla yya me dan aceitunas igual es el sitio osea la iglesia suerte