Y en honor a la injusta e innecesaria muerte de aquel chico, mis padres me pusieron el nombre Paz. Quizá un poco, o mucho como manifestación y recordatorio a su muerte y de otros tantos que mueren en circunstancias similares. Muertes innecesarias e imperdonables.
Y yo me pregunto: ¿como es posible que todavía hoy, haya personas que apoyen esas barbaridades y atrocidades solo sus ideas y las que otros les puedan infundir? Si luchas por la libertad, pero se la quitas a otros, ¿Qué valor tiene tu lucha? Y mucho menos, cuando se le quitas la vida a una persona inocente como pasó con él y con otros muchos. Esa muerte, la vivimos tan de cerca, que mis padres es algo que nunca olvidarán. Hay que ser humanitarios. La nacionalidad, libertad, autodeterminación etc., etc., son cosas secundarias. Esa es mi forma de pensar y de ver las cosas. Y si alguien las ve de otra manera, creo que el día, y que Dios no lo quiera, que le ocurra algo parecido a algún amigo, pariente o de la familia, estoy completamente seguro que cambiará de opinión.
Si los asesinos viven, ¿De qué les valió esa muerte, si aunque estén fuera de la cárcel, seguro que no se sienten libres, ni se sentirán jamás? Todo sigue igual que antes de que lo mataran.
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