Cada vez que voy a Congosto y paso por el
huerto de mis abuelos no puedo evitar que por mi cabeza pasen un montón de buenos recuerdos.
Aun parece que veo a mi abuelo alli con sus patatas, lechugas... y luego ya cuando el no pudo hacerse cargo de su huerto, se ocupó mi abuela y ahora ya pues lo siembra otra persona del
pueblo.
Nunca olvidaré el sabor de aquellas zanahorias que me sacaba mi abuelo y me lavaba en el riachuelo que pasa por alli, y yo me la comía tan
feliz, tampoco olvidare cuando ibamos
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