El trabajo de la máquina empieza con su traslado al frente. Para ello la máquina posee un sistema hidráulico de traslación accionado por un motor eléctrico o un motor térmico, este último usado exclusivamente para este cometido. Para distancias de traslado grandes se transporta sobre plataforma y cabeza tractora.
En cuanto al proceso de excavación se refiere, su funcionamiento es eléctrico, por lo que una vez situada en el frente es conectada eléctricamente a la red de la obra. La máquina perfora con una fuerza que es proporcional al peso del equipo: por ello a mayor resistencia del terreno, es necesario mayor peso en la rozadora para su excavación. Así en las cabezas de eje longitudinal, la fuerza de corte se aplica lateralmente, por lo que el peso del equipo como fuerza de reacción se aprovecha en mayor o menor medida dependiendo de la rigidez de la máquina.
Por el contrario las cabezas de eje transversal aplican la fuerza longitudinalmente al brazo, por lo que sí aprovechan todo su peso como fuerza de reacción. Simultáneamente al proceso de excavación, se produce el proceso de recogida y carga del material del frente. Así en su parte delantera, la rozadora posee una plataforma de carga con dispositivos de recogida que dirigen el material hasta una cinta transportadora. Dicha cinta, que transcurre por el interior de la máquina ganando altura según va hacia la parte trasera de la máquina, lleva el material hasta un punto de vertido a una altura suficiente para cargar camiones u otro tipo de máquinas.
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