Los oligarcas dueños de propiedades, de tierras o de grandes acumulaciones de dinero, son poseedores de fuerza en la dirección política gracias a sus fuertes influencias económicas. Poseen estándares éticos posiblemente dudosos, con diversos medios de legitimación, que tienen como piso el poder acumulado y el símbolo histórico que haya significado la sucesión que les dio fuerza.
Escritores políticos de la Antigua Grecia como Platón ya citan en su época gobiernos oligarcas como el de los Treinta Tiranos, gobernantes en la propia Atenas del fílósofo. El sistema oligárquico gobernante tras la democracia, fue derrocado para volver a implantarla en la Atenas de la época. El comercio internacional y el enriquecimiento demasiado concentrado hacen surgir una oligarquía (como fue el caso de la familia Médici de Florencia).
Estos esquemas sociales oligárquicos se han dado a lo largo de la historia en multitud de civilizaciones. En general obviamente evidenciado en la Europa de la antigüedad y más recientemente en tribus de civilizaciones africanas y amerindias, en las cuales los dirigentes del pueblo solían ser consejos de sabios ancianos.
Se puede considerar que no es la aplicación de la democracia como tal, ya que ésta se define como el poder de todos y si este tan sólo está concentrado en manos de unos pocos tiene más similitud a las dictaduras que a las democracias. Aunque como tal es cuestionable cualquier sistema supuestamente democrático si hay dirigentes que deciden por la ciudadanía aunque hayan sido votados por ésta, pueden llegar a ser considerados como oligárquicos, y al no ser sistemas de democracia directa en cuyo caso no sería cuestionable
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