¡Saludos, Octavio! He oído hablar del programa “Cincuenta y nueve segundos”, referencias en la prensa por haber participado en él los principales políticos del país; debe ser uno de los programas estrella de la televisión pública. No sé si darme el golpe en el pecho, me los doy por otras causas, pero hace años también existía un programa interesante de debate, otro programa estrella muy seguido y de larga trayectoria, “La clave”, dirigido por José Luis Balbín, lo vi en muchas ocasiones. A la televisión pública parece afectarle poco la crisis, pues ella siempre estuvo en crisis, generando descomunales déficits, no es mucho que sean capaces de alumbrar un programa de cierto interés. Sus déficits grandísimos, compensados con el dinero público, plantean la cuestión de la compentencia desleal a las otras televisiones privadas, que no tienen ayudas de los presupuestos del Estado; según unos este agravio comparativo se justifica por el carácter de “servicio público”, y por ofrecer “contenidos” no rentables, de calidad, que las televisiones privadas no asumen. Habría mucho que hablar sobre estas cuestiones, daría, sin duda, para un programa estilo “La clave” o “Cincuenta y nueve segundos”.
Pero, ya que estamos en un foro localista o pueblerino (en el buen sentido de la palabra), este mismo debate se puede plantear hoy en día en numerosos pueblos como La Solana, donde existen unos medios de comunicación propiedad de los Ayuntamientos, generalmente radio y prensa, aunque se habla ya también de crear televisiones municipales.
Respecto a tu comentario, Octavio, sobre Fernando Savater, a mi no me sorprende que la mayoría de las personas, cultas o no, busquen una dimensión hondamente humana de la vida, que trascienda lo material, anecdótico y circunstancial, que llene el espíritu y el corazón de paz y felicidad. No me sorprende que se declaren creyentes y se comprometan con sus creencias, con su moral, pues la moral es indisoluble al creyente; moral de respeto a la vida, a los demás y a uno mismo. Moral que, en la religión cristiana, es exigencia, continuo perfeccionamiento, principios y mandamientos omnipresentes aunque, lamentablemente, no se hace el suficiente incapié sobre esto en los propios púlpitos.
Dice el diablo, Mefistófeles, en el Fausto de Goethe dirigiéndose a Dios (Prólogo en el cielo):
“No sé qué decir acerca del sol y las estrellas, pues sólo soy capaz de apreciar cómo los hombres se atormentan entre sí. El pequeño dios del mundo se aferra a su primitivo estilo, y es tan caprichoso como lo era en el primer día. Su vida sería algo más llevadera si Tú no le hubieras otorgado un leve reflejo de la luz del cielo. El mundo lo llama Razón, y la utiliza sólo para mostrarse más bestia que las propias bestias.”
Más bestias que las propias bestias…así se mostraron mundos totalitarios en el siglo XX, que despreciaron o ignoraron la religión y la moral cristiana. Pero, habiendo leído el artículo de Savater del País del día 9 de junio, yo no veo empecinamiento contra la religión, él habla de distinguir entre ciencia y creencia, hacerla compatibles, rechazando, por otra parte, la imposición del creacionismo y las posturas de la iglesia católica contra determinadas políticas educativas. A mi me parece normal que la iglesia católica levante su voz, contra lo que considera una devaluación de la moral en la enseñanza, un adoctrinamiento en valores poco cristianos.
Savater suele escribir sus artículos con unas cuantas citas bibliográficas, haciendo honor a su condición de catedrático de filosofía, y rematando con una pretendida frase o juicio redondo, impactante. En este caso eligió la frase que Dante colocó en la puerta del infierno, yo no comparto la interpretación de Savater de esa frase, “son la primera sabiduría y el primer amor quienes me crearon”, yo pienso que “primera” es sinónimo de más grande y entra en la lógica cristiana, el más grande amor y sabiduría te pide exigencia, compromiso, moral, para gozar del amor y la sabiduría. Te pide porque te da y tú eres hombre con voluntad y juicio, y el infierno es el fracaso, el olvidar el camino de la exigencia, de la moral, de los mandamientos que rigen la vida cristiana.
Savater, en cambio, dice que esa frase de Dante es “una proclama monoteísta de la que nacieron todos los autoritarismos”, no lo entiendo bien. Parece significar que todos los totalitarismos se consideran en posesión de la mayor verdad, la primera sabiduría, e igualmente se consideran que aman más que nadie a su pueblo, y todo lo hacen por su bien, creando en realidad “un infierno” en la sociedad, país o países que dominan, o la necesidad del castigo y la represión a los disidentes o contrarios al sistema. Si es ése el sentido que quiere darle Savater me parece extraño, forzado y desafortunado.
Savater no me atrae mucho como escritor, no comparto el gusto de la poetisa solanera Isabel del Rey, según manifiesta ella misma en su libro “Trazos del tiempo”. Su aspecto físico, de pajarillo con boberas como dicen en La Solana, tampoco ayuda a prestarle mucha atención, aunque esto debe ser algo secundario a la hora de valorar o apreciar un texto escrito. Sin embargo tiene el atractivo de la erudición, pero, como suele ocurrir, sus artículos periodísticos pecan de cierta tendenciosidad, parcialidad y poco encanto literario. No parece comprender que la iglesia católica, generalmente, no va contra la ciencia, a imponerle nuevas concepciones o visiones de la naturaleza, sino que la iglesia va contra la utilización, uso o aplicaciones de la ciencia que chocan contra la moral cristiana; y lo mismo se puede decir de determinadas leyes. Otros, en cambio, siendo mucho más tendenciosos, e igualmente seguidores del “ruido” periodístico o de la actualidad de los medios de comunicación de masas, sí exhiben la dimensión literaria entre sus líneas, Millás y Manuel Vicent por ejemplo.
Hay que mostrar opinión, amigo Octavio, no nos pase como a Charo Zarzalejo y nos echen cualquier día de este foro.
No se ofenda don Fernando
por llamarle pajarillo,
y no rastrero diablillo,
pues con citas va volando.
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