EL DEBATE EN 7 PÍLDORAS
1-PUESTA EN ESCENA: Situar las cámaras dentro de los automóviles en los que se desplazaron los candidatos al estudio de televisión, es un recurso manido en el medio cinematográfico, pero que puede resultar eficaz en televisión como prólogo climático. Es decir, para crear atmósfera antes del espectáculo. Escenario de luces cálidas y fondo sobrio con los cuatro debatientes siempre de pie frente a la pareja de moderadores. Disposición que nos remite al estilo y concepto de los clásicos debates norteamericanos. Nada nuevo bajo el sol.
2- LA AUSENCIA: No compareció el candidato a la presidencia del PP, vio el debate en Doñana, seguramente en chándal y tomándose una cerveza. La calculada ausencia le convenía. Es un candidato anacrónico (así lo demuestra diariamente con sus anticuados chistes y chascarrillos), su talante templado y analógico dejaría demasiado descubierta su yugular para que los cachorros pudieran clavar sus incisivos y hacer sangre en temas tan dolorosos como la corrupción, los recortes y la vieja política. Demasiada distancia generacional y eximio balance de resultados para salir indemne de tan tortuosa escala.
3-SORAYA SÁENZ DE SANTAMARÍA: Aguantó el tipo a pesar de que las espuertas de la corrupción pesan demasiado y el legado económico no es tan brillante como para cubrirse de gloria. Es lista. Habló en nombre del gobierno porque hablar en nombre del PP (unas siglas que son las suyas, mal que le pese) es un lastre insufrible, un asunto tan peligroso como la cama de un fakir. Sufrió menos de lo previsto debido al fuego cruzado de los otros contendientes y a su habilidad para sentirse víctima de un “tres contra una”. Nadie fue lo suficientemente virtuoso como para ponerla verdaderamente contra las cuerdas. Y había argumentos. Actuó siempre a la defensiva, su figura menuda actuaba como metáfora de la ínfima labor desarrollada por un gobierno que ha vestido con harapos a los trabajadores y ha tirado a un pozo de mierda los avances sociales conseguidos en los últimos 35 años. Nadie se lo echó en cara.
4-PEDRO SÁNCHEZ: Ya dije hace tiempo que no es el candidato ideal que el socialismo necesita para estos tiempos donde las navajas traperas se afilan dentro de su propio partido. Carece de garra, de un discurso creíble, de una oratoria acerada y brillante. Fue de más a menos, centrando erróneamente sus dardos en Rivera al que ya considera el contendiente a batir e incapaz de seguir la estela de un tenaz Rajoy en los últimos tramos del Tourmalet. Si no supera la barrera de los 100 diputados, las federaciones socialistas madrileña y andaluza pondrán los clavos a su ataúd. Interrumpió en exceso, y sus proyectos económicos y territoriales no acaban de cuajar en el electorado. Está perdido, su imagen es ya la de un loser (los que adquieren esa condición me suelen caer bien), sólo nuevos casos de corrupción en el PP pueden inflar su proyección electoral.
5-ALBERT RIVERA: Muy encorsetado y nervioso al principio, le delataba su irrefrenable balanceo. Recuperó los reflejos en la segunda parte del debate. Su portada de El Mundo sobre los sobresueldos del PP resultó demoledora para los intereses del partido conservador, y se mofó de Sáenz de Santamaría cuando ésta argumentó que en Cataluña se respeta la educación en castellano. Se agigantó cuando le echó en cara a Pablo Iglesias su propuesta de autodeterminación como si España fuera el Sahara, y en todo momento trató a Pedro Sánchez como un rehén de la infame herencia dejada por Zapatero. No obstante, nunca remató la faena, su discurso disperso dejó poco poso. Sigue sin querer explicar qué hay detrás de su sombra.
6-PABLO IGLESIAS: Debe prepararse mejor los debates para no cometer errores como el de “House Water Watch Cooper” (en realidad es PricewaterhouseCoopers) o decir que la frase “Tortura los números y lo confesarán todo” es de Churchill cuando en realidad pertenece a Gregg Easterbrook. Pero va tan sobrado… Aunque lo peor fue decir en 1977 se celebró en Andalucía un referéndum sobre la autodeterminación cuando lo que se produjo fue un referéndum para el Estatuto de Autonomía. Por no hablar de la patética cita, ya por él repetida, sobre los “Ocho apellidos catalanes” y su happy world, que arrancó una sonrisa a Rivera. Atacó con fiereza a Sáenz de Santamaría con el tema de la corrupción, pero la vicepresidenta del gobierno en funciones ya se blindó hace tiempo con el arrebatado exabrupto: “En mi puta vida he cobrado un sobre”. Es el mejor orador de todos, pero algunas ocurrencias disparatadas en cuanto a política territorial y propuestas económicas irrealizables le hacen ser esclavo de un programa confeccionado para no gobernar aunque sí para restar votos a las otras formaciones de izquierda. Su caladero más accesible.
7-CONCLUSIONES: Ruido y fiesta. Más de lo mismo, un debate inane rebosante de doctrina, frases hechas, consignas, clichés, discursos vacuos y mensajes trillados. Todos perdieron. El debate no ha movido ni un solo voto, pero ha resultado esclarecedor, poniendo en el escaparate el ínfimo nivel de nuestra clase política, tan fría, mecánica, cínica, amoral e impía que eleva a una altura estratosférica la ética y la moral del sufrido pueblo español. Un pueblo que debería preguntarse en manos de quiénes estamos.
Coda: No se presentan 4 partidos sino 2 seccionados o desgajados. Hay cuatro ofertas, sí, pero son los mismos perros con distintos collares. Como siempre, el pueblo pondrá los votos, y ellos el cazo.
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