Realmente es una pena ver cortados, mal heridos y maltratados los bosques de Robledales y Hayedos por los cuales anduve de niño, era todo un verdadero placer contemplar el Paisaje y recrearse con la avifauna y la flora existente. Recuerdo que recogiamos suculentas bellotas que los cerdos daban buena cuenta de ellas. Muñeca de la Peña quedará para siempre en mi memoria.
El
Otoño plagado de
colores, va regalando sus hojas al viento, que vagan por los prados, arroyos y linderas, en un canto de sinfonía infinita que me hace recordar mis correrías de niño, por sus prados, olmos, chopos y robles.
Muñeca de la Peña era un remanso de paz infinita donde jugábamos a emular a los héroes de nuestros tebeos favoritos, como el Capitán trueno, el Guerrero del Antifaz etc. Hoy me aparece su suelo descarnado por la explotación a
cielo abierto del carbón, como un negro presagio
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