Me ha revivido a mi ahora también el recuerdo de nuestra entrañable modista, la recuerdo en mi casa, por las tardes, sentada en la salita haciendo pantalones para los hombres de la casa y algún vestido para mi, la veo con unas hebras de hilo larguísimas que no se le acababan nunca, y los momentos de la pruebas eran un martirio, te tenias que probar el mismo vestido unas pocas de veces y estarte como si fueras una estatua, y justo
en ese momento era cuando te entraba algún picor o cualquier otra ... (ver texto completo)
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