La villa de Candelario se escalona en la ladera de la sierra de su mismo nombre, lo que hace inevitable que su entramado callejero sea complicado, con las calles principales en el sentido de la pendiente y las calles y callejas secundarias transversales a las anteriores. Esta falta de horizontalidad confiere a sus rincones un sabor y una estética especial y, en consecuencia, el paseo por el interior de su casco urbano es cansado, pero siempre relajante y placentero.
Esta estética tan especial
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Al/a la Bernuyense que escribió sobre Candelario y Bejar muchas gracias! Estuve una tarde en
Salamanca en la
semana santa del 2014, quería conocer la Universidad, estaba cerrada, pero me quedé en la placita de enfrente "viendo pasar" a Cervantes!... luego esperé la
procesión y ya no me quedó tiempo para llegar hasta esos
pueblos donde nacieron mis bisabuelos y mi abuelo paterno. No pierdo la ilusión de volver...
Con cariño desde Buenos Aires
Marta