He tenido la suerte de pasear por el
campo, entre encinas y llegar a esta encina, que cobija en un hueco este
Cristo, cuidadosamente protegido con un cristal, me encantó, único, mi enhorabuena a quien tuvo esa idea y ese gran corazón, y por supuesto, darle desde aquí las gracias a unos grandes vecinos de Villar, Rosa, Jose y su hijo Roberto, que son quienes desde 2008 no han dejado de enseñarnos
caminos y relatarnos cosas sobre el
pueblo y alrededores!