La década de los 60 marcó cambios trascendentales en la moda. Uno de ellos fue la creación de una imagen unisex, en que, simbolizando la igualdad de sexos, ambos se apropiarían de estilos usualmente asociados con lo femenino y lo masculino. Así, los hombres se dejaron el cabello largo y las mujeres convirtieron los pantalones en la prenda base de sus vestuarios.
Los pantalones femeninos, que hasta ese entonces se cerraban al costado o atrás, ahora lucían la cremallera al frente indicando que hombres y mujeres eran iguales. El jeans, vestimenta unisex por excelencia, se populariza debido a que no sólo representa homogeneidad sexual, sino además social, ya que existen de todos los precios.
El pantalón femenino es presentable ya en cualquier lugar, incluso en la oficina. La imagen de la mujer ejecutiva siempre ha estado ligada a severos trajes sastres que implican eficiencia, tesón y poder, pero en los 70 los modistos descubrieron que la falda del “tailleur” de oficina podía ser reemplazado por un pantalón de buen corte. Así es que el traje-pantalón pasó a ser muy normalde muchas mujeres de éxito.
Saludos.
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