
Mí admiración por León, cuando la visitaba en mí vida de viajante, era esa gran catedral de cristal. Recuerdo que nos pasábamos tardes enteras el sacristán y yo, escuchando música, mientras se filtraba la luz por los ventanales de sus incomarables vidrieras.
Después ir a tomar vinos por el barrio húmedo y, degustar la cecina, y el recuerdo de sus buenas gentes, es algo que yo no puedo olvidar.
Después ir a tomar vinos por el barrio húmedo y, degustar la cecina, y el recuerdo de sus buenas gentes, es algo que yo no puedo olvidar.