Dice Tagore: "Así como cualquier pedrusco sirve al manantial para que dance y retoce alrededor de él, así la menor provocación era suficiente para ponerle fuera de sí de júbilo".
"Yo no me cansaba nunca de vagar por entre aquellos montes y valles en miniatura con la esperanza de tropezarme con algo nunca conocido".