El nuevo Año llegó a Manzaneda con un frío poco habitual. No eran las hirientes brisas desprendidas de las cercanas montañas del Teleno sino la maldita entrega de una triste noticia, lo que dejó helado el corazón de sus gentes. José Antonio y Emilio, dos vecinos adoptados de Pozos, perdían a su hermana Anuncia. Nos unían lazos familiares. Era la chica rubia de mi barrio de Pozos. Compartíamos en la infancia la misma calle. Compartíamos la misma escuela en la que aprendimos las primeras letras; hacíamos ... (ver texto completo)