QUIJOTE HABLA DE UN PADRE Y SU HIJO
-En uno de esos descansos, al pie de un
árbol, alcornoque, siempre regalan algo, lo más parecido a un bocado o en gullir unas cuantas bellótas, sea de paso decir sirvan para un buen rendimiento de pensamiento-, -de estos dos caminantes, tras una
siesta vespertina, Quijote oye una
sierra, cincel de altos
hornos y hasta un rayo alado-; -Es su escudero provando tonos, dos meses sin su señora, es razonable.
"Que tiene la zarza mora,
que llora, que llora,
por
... (ver texto completo)