Querida Balti, me has emocionado sinceramente con las palabras que le dedicas a tu madre. Para mí son verdaderamente emotivas y me pongo, como siempre he hecho, al lado de los que sufrieron las injusticias de una posguerra dura y cruel, que se cebó con los frágiles, con los más pobres y desposeídos. Yo escribo gracias a la inspiración que me producen personas como tu madre. Además, las mujeres en una sociedad cerril y bárbara como la de este país en otro tiempo fueron quienes más sufrieron desde niñas esa injusticia y esa horrible desigualdad que a mí, personalmente, tanto me afecta. Siempre estaré en contra del machismo cerril y del caciquismo que, por desgracia, aún sigue predominando en esta "piel de toro". ¿Cuándo habrá una verdadera igualdad de sexos y no se menospreciará a las mujeres? Ellas son nuestras madres, nuestras mujeres, nuestras hermanas, nuestras esposas y, en mi opinión, las que sostienen y dan sentido a nuestra existencia. ¿Qué sería yo sin la mujer que tengo al lado? Un desgraciado y un inútil, lo reconozco. Por eso Balti, me han emocionado tanto tus palabras: tu madre, hermana de ocho varones, salió adelante en una situación muy difícil. Yo quiero enviarle desde aquí, desde este foro, un abrazo luminoso y profundo, además de toda mi admiración y mi más hondo respeto. Ella es un modelo para mí y no ninguna de esas princesas impostadas a las que todo le viene dado de la cuna y tanto se le adora en televisión y las revistas de papel cuché. Perdona, amiga Balti, que me emocione, pero es que siempre estaré al lado de los humildes, los obreros, la clase llana del pueblo. Ellos son mis hérores y, como te dije antes, gracias a ellos soy el escritor que ahora soy. Recibe un abrazo, guapísima, de tu amigo, y otro abrazo sincero para tu familia, Alejandro López Andrada.
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