Rey D. Sancho, rey D. Sancho,
tener un poco las riendas,
que está solitario el bosque,
y está encima latormenta:
Cuatro veces pavorosa
ha brillado la centella
sobre el venablo de oro
que fulgura en vuestra diestra.
Cuidad mucho, rey D. Sancho,
que el rayo es aveces pena,
y yo no sé si tenéis
muy tranquila la conciencia;
que el Sabio rey D. Alonso
durmiendo está bajo tierra,
y vos acaso sabéis
que mano le abrió la huesa
El rey galopa y galopa,
ardiendo en chispas la senda,
a la orilla del arroyo
que inquieto a Valorio riega.
Por el alto Raposero
baja respirando apenas,
y en tanto sigue en las nubes
batallando la tormenta.
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