Réplicas de FACEBOOK.
José María García Mateos
Hace 6 minutos
Crónicas de una letra minúscula.
22. - Esos dos rombos
Os acordáis de cuando veíamos la tele en blanco y negro, bueno algunos le ponían un film azul a la pantalla, y la veían en azul claro y azul oscuro.
Y los malditos rombos blancos o azules claros, que salían cuando empezaban las películas, estabas rezando para que en ese momento estuvieran despistados tus padres y nos los vieran.
- Muchachos a la cama que tiene dos rombos.
Si salía uno, la película era para mayores de 14 años, si salían 2 peor, para mayores de 18 años, con los 2 rombos no había nada que discutir, a la cama.
En una ocasión, sería por Navidad, estábamos por la noche en mi casa, mis primos los de mi tía Ignacia y nosotros los cinco hermanos (como la orquesta de Coreses), como pequeños. Luego de los mayores estaban Mi tía Ignacia, mí tío Angel, mi tío Asterio, mi tía Concha y mis padres.
Mí tío Asterio, era muy severo con los rombos, si tenías 13 años y salía un rombo, el de 14, ya podías decir misa, que si solo te faltaba uno, que si leches en vinagre, batalla perdida de antemano. A la cama.
Mi padre decía. - Apaga la tele que hay ropa tendida.
Ese día ya habíamos cenado, y cuando empezó la película, estábamos todos sentados a la mesa, con los ojos como platos a la televisión. Y ¡Plaf! Salieron los dos rombos, empezó mí tío a decir, que los muchachos a la cama, y los demás, más de lo mismo y todos los mayores de acuerdo. Empezamos a protestar, pero no conseguimos nada, desfilando a la cama.
En mi casa, a la sala de estar o comedor, la hemos llamado siempre la cocina, será por que en tiempos estaba la cocina económica, donde sé cocinaba, aprovechando el calor de la parte superior, en la misma boca de la entrada de la leña, de anillos de hierro fundido.
Al lado, lo que hoy es la cocina, era el fregadero, y al lado de éste, pero más apartada, la cocina vieja, donde estaba la lumbre baja.
Pues bien, según se entra en la sala de estar o cocina, a la izquierda en una esquina, estaba la televisión, una Werner, con su estabilizador de tensión, su mesa de televisión, y no sé si algún torito, o alguna bailarina andaluza también; justamente enfrente estaba y está un ventanal que da al corral, donde está el pozo, y en su día había una vieja higuera al lado.
Camino de la cama, “rezungando” la mayoría de nosotros por culpa de los dos rombos, no sé a quién se le ocurrió, el caso es que nos mando callar y que no protestáramos más.
La idea era, dar la vuelta por un callejón, que da acceso al corral, y así lo hicimos, salimos todos al corral en silencio y nos parapetamos justo donde está el pozo, junto a la ventana, desde donde a través de ésta podíamos ver la televisión.
Que frío pelamos. Así en silencio, vimos casi toda la película, hasta que alguien al cambiar de postura y con lo poco que se veía, pues era una noche de estas cerradas de invierno y sin luna metió un pié en un caldero con agua, que ya tenía una fina capa de hielo, al romper ésta, y a la vez el susto, y la sensación del pié congelado, le dio una patada al caldero, que si risas, que si tal, que si cual… nos descubrieron.
No se como podíamos reírnos del frío que teníamos.
No sé si fue, por que nos vieron tan pasmados de frío, o por la gracia que les hizo, nos mandaron entrar, a que nos calentáramos en la estufa y nos dejaron ver terminar la película.
Que total la película tenía dos rombos de ésos, que en aquellos tiempos los ponían por salir cuatro besos.
****************************** ******************
"Juventud alegre" Quica, la mujer de Pivo, siempre que te ve en fiestas, peñas o de juerga, hoy sigue en uso. (Montse)
Junto con los vaqueros que había en el fuerte apache del cuchitril de Pedro, el nieto de Don Leonides el boticario de Malva, sé que había otras cosas del mismo Pedro, metidas en pequeñas cajas, cosas muy particulares de él, pero no las recuerdo, salvo una cachimba y un tabaco verde medicinal en una caja blanca metálica que lo vendía su abuelo en la farmacia.
“Es más fácil destruir un átomo que un prejuicio”
Albert Einstein.
Salud.
Crónicas de unía Mateos
Hace 6 minutos
letra minúscula.
22. - Esos dos rombos
Os acordáis de cuando veíamos la tele en blanco y negro, bueno algunos le ponían un film azul a la pantalla, y la veían en azul claro y azul oscuro.
Y los malditos rombos blancos o azules claros, que salían cuando empezaban las películas, estabas rezando para que en ese momento estuvieran despistados tus padres y nos los vieran.
- Muchachos a la cama que tiene dos rombos.
Si salía uno, la película era para mayores de 14 años, si salían 2 peor, para mayores de 18 años, con los 2 rombos no había nada que discutir, a la cama.
En una ocasión, sería por Navidad, estábamos por la noche en mi casa, mis primos los de mi tía Ignacia y nosotros los cinco hermanos (como la orquesta de Coreses), como pequeños. Luego de los mayores estaban Mi tía Ignacia, mí tío Angel, mi tío Asterio, mi tía Concha y mis padres.
Mí tío Asterio, era muy severo con los rombos, si tenías 13 años y salía un rombo, el de 14, ya podías decir misa, que si solo te faltaba uno, que si leches en vinagre, batalla perdida de antemano. A la cama.
Mi padre decía. - Apaga la tele que hay ropa tendida.
Ese día ya habíamos cenado, y cuando empezó la película, estábamos todos sentados a la mesa, con los ojos como platos a la televisión. Y ¡Plaf! Salieron los dos rombos, empezó mí tío a decir, que los muchachos a la cama, y los demás, más de lo mismo y todos los mayores de acuerdo. Empezamos a protestar, pero no conseguimos nada, desfilando a la cama.
En mi casa, a la sala de estar o comedor, la hemos llamado siempre la cocina, será por que en tiempos estaba la cocina económica, donde sé cocinaba, aprovechando el calor de la parte superior, en la misma boca de la entrada de la leña, de anillos de hierro fundido.
Al lado, lo que hoy es la cocina, era el fregadero, y al lado de éste, pero más apartada, la cocina vieja, donde estaba la lumbre baja.
Pues bien, según se entra en la sala de estar o cocina, a la izquierda en una esquina, estaba la televisión, una Werner, con su estabilizador de tensión, su mesa de televisión, y no sé si algún torito, o alguna bailarina andaluza también; justamente enfrente estaba y está un ventanal que da al corral, donde está el pozo, y en su día había una vieja higuera al lado.
Camino de la cama, “rezungando” la mayoría de nosotros por culpa de los dos rombos, no sé a quién se le ocurrió, el caso es que nos mando callar y que no protestáramos más.
La idea era, dar la vuelta por un callejón, que da acceso al corral, y así lo hicimos, salimos todos al corral en silencio y nos parapetamos justo donde está el pozo, junto a la ventana, desde donde a través de ésta podíamos ver la televisión.
Que frío pelamos. Así en silencio, vimos casi toda la película, hasta que alguien al cambiar de postura y con lo poco que se veía, pues era una noche de estas cerradas de invierno y sin luna metió un pié en un caldero con agua, que ya tenía una fina capa de hielo, al romper ésta, y a la vez el susto, y la sensación del pié congelado, le dio una patada al caldero, que si risas, que si tal, que si cual… nos descubrieron.
No se como podíamos reírnos del frío que teníamos.
No sé si fue, por que nos vieron tan pasmados de frío, o por la gracia que les hizo, nos mandaron entrar, a que nos calentáramos en la estufa y nos dejaron ver terminar la película.
Que total la película tenía dos rombos de ésos, que en aquellos tiempos los ponían por salir cuatro besos.
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"Juventud alegre" Quica, la mujer de Pivo, siempre que te ve en fiestas, peñas o de juerga, hoy sigue en uso. (Montse)
Junto con los vaqueros que había en el fuerte apache del cuchitril de Pedro, el nieto de Don Leonides el boticario de Malva, sé que había otras cosas del mismo Pedro, metidas en pequeñas cajas, cosas muy particulares de él, pero no las recuerdo, salvo una cachimba y un tabaco verde medicinal en una caja blanca metálica que lo vendía su abuelo en la farmacia.
“Es más fácil destruir un átomo que un prejuicio”
Albert Einstein.
Salud.
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