La renovación de los sifones en el casco viejo pone fin a ocho años de malos olores
La instalación de 135 nuevas tuberías afecta a una docena de calles del conjunto histórico
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Balborraz, una de las calles donde se renovará el sistema.
Foto Emilio Fraile
TANIA SUTIL La sustitución de los sifones en los sumideros del casco histórico para erradicar los malos olores en la zona ya está en marcha. El proyecto municipal contempla la instalación de 135 sifones para poner fin
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Aunque no tengo el gusto de conocer a Octavio, quiero felicitarle efusivamente pues su preocupación por los problemas que afectan a los ciudadanos con caracter constructivo, -cuestión, por otra parte, "rara avis" por estos pagos- merece un sincero aplauso. Y si por añadidura consigue que se hagan eco de su comentario, mejor aún. Yo me voy a atrever a comentar sobre otro problema que, si bien no huele a alcantarilla residual, quizá tiene otras connotaciones más desagradables aún: los actos vandálicos de los gamberros y su comportamiento ciudadano.
Veamos por qué: en la centriquísima plaza de Castilla y León formando parte dela misma acera de la calle Santa Clara, centro neurálgico de la ciudad, los gamberros campan por sus respetos, incluso después de la normativa municipal publicada pomposamente en el boletín oficial de la provincia de hace sólo unos días, es decir, tras prohibir que los adolescentes y los no tanto, circulen con los patines a toda velicidad asustando a los sencillos peatones que por ahí circulan. Pero no solo eso sino que, además, saltando con semejantes adminiculos portando todo el peso del cuerpo del gamberro en cuestión, se "arregustan" como posesos dejándose llevar a toda velocidad para estrellarlos contra los asientos de los bancos que les sirven de valla para saltos de patinaje.
Yo me pregunto: ese destrozo del mobiliario ciudadano que ha sido sufragado con los impuestos de todos los vecinos, ¿es posible que no sea objeto de la vigilancia oportuna toda vez que, a plena luz del día y con cientos de testigos indefensos lo repiten una, otra y otra vez con todo descaro riéndose con total impunidad?, ¿dónde está la aplicación de esa normativa que tan rimbombante salió en el Boletín Oficial de la Provincia prohibiendo tales "hazañas pseudo-deportivas?.
Para hablar de otras "lindezas gamberriles", también objeto de prohibición según la susodicha norma publicada como es la de comer en la calle arrojando los desperdicios en el suelo, las pintadas groseras en paredes y en fachadas, hacer aguas menores y hasta las mayores, almenos las de los perros que más de algunos pisamos a pesar de la normativa que debiera impedirlas, constituyen tod un sinfin desagradable de sufrimiento ciudadano, que, por otra parte, tan fácil sería de erradicar. Y si no, que se lo pregunten a los responsables de las ciudades limítrofes con la nuestra, respecto de las cuales sentimos envidia noble de su limpieza pública. ¿Y asimismo, de la deplorable imagen en los muchos visitantes forasteros que nos visitan para admirar el románico de nuestra ciudad y nuestros monumentos?.
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