De pequeño, cuando era un niño, hace ya tantísimos años, siempre me impresionaba ver la imagen que se observa en esta fotografía del Cristo yacente guardado en la ermita de El Santo Cristo (el Santo) de San Quirce. Me fijaba con detenimiento en toda su figura, en su aspecto serio, dolorido y sereno a la vez, en su cabellera de pelo natural... Creo que hasta llegaba a sentir miedo a la vez que un interés o atracción especial, de tal manera que nunca dejé de entrar para ver la imagen dentro de su hornacina ... (ver texto completo)