Tagore. "La
escuela parecía más una caja llena de divisiones que una morada humana. Ninguna decoración, ningún cuadro, ni un rasgo de
color, ni un intento de atraer el corazón de los muchachos. El hecho de que las simpatías y antipatías forman una parte importante del entendimiento del niño era completamente ignorado. Naturalmente, todo nuestro ser se sentía deprimido al entrar por la
puerta al estrecho cuadrángulo, y el hacer novillos se nos hizo crónico".