PIEDRAFITA DE BABIA
Los siete ‘paseados’ aún son una incógnita
Siete años después se desconoce su identidad
En la excavación trabajaron 12 voluntarios.
Siete años después de la exhumación de la fosa común de Piedrafita de Babia, en la que se encontraron los restos de siete cadáveres, aún se desconoce a quién pertenecen esos restos. Los primeros restos salían a la luz en la tarde del 3 de julio de 2002.
Los familiares de las personas que supuestamente estaban enterradas en la fosa pidieron la identificación de los restos al Juzgado de Villablino, cuya titular permitió practicar las pruebas de ADN. Unas pruebas que no permitieron identificar ninguno de los cadáveres exhumados.
En esa fosa se creía que estaban enterrados los hermanos Joaquín y Porfirio Álvarez, Benjamín Fernández, Antonio Álvarez, Eduardo González, Fernando Sol y Francisco González.
Esas pruebas de ADN echaron por tierra la esperanza de las dos mujeres que, con su tesón, consiguieron abrir la fosa común, Isabel González (ya fallecida) que buscaba a su hermano Eduardo y a su cuñado, Francisco González y de Asunción Álvarez que creía que en esa fosa estaban enterrados sus hermanos Joaquín y Porfirio.
Unas pruebas en las que también había puesto sus esperanzas Victorino Sol que esperaba encontrar los restos de su padre, Fernando Sol.
A los familiares se les realizó una extracción de ADN y un análisis del poliformismo genético, tanto de marcadores del ADN mitocondrial, como de los marcadores nucleares con el fin de realizar el análisis genético comparativo entre los perfiles obtenidos de los restos óseos con sus supuestos familiares.
“A las personas que sospechan que algún familiar pudiera estar enterrado en esa zona, lo remitimos al Juzgado de Villablino”, comentó el vicepresidente de la ARMH, Santiago Macías, a este medio de comunicación.
Los perfiles genéticos obtenidos de los restos óseos están almacenados en un soporte informático y podrá ser comparado con todos aquellas personas que sospechen que esos restos pueden pertenecer a un familiar.
La Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica (ARMH) exhumó en julio del 2002 una fosa común situada junto a la CL- 626, a escasos metros de Piedrafita de Babia. En la fosa se suponía que estaban enterrados los cuerpos de 37 ‘paseados’ el 5 de noviembre de 1937, si bien los trabajos sólo permitieron recuperar siete cuerpos. Siete personas que fueron asesinadas de un disparo en la cabeza. Junto a los siete cuerpos se encontraron diversos objetos como un monedero con distintas piezas de la República, un peine, trozos de tela, latas de conserva y una bala.
Para llevar a cabo este proyecto de exhumación, la ARMH organizó un campo de trabajo internacional en colaboración con la ONG Servicio Internacional Civil (SIC) a la que pertenecían los 12 voluntarios que participaron las labores de exhumación. Unos voluntarios a los que se les llamó las Brigadas Internacionales del siglo XXI.
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