Estimada Sisuka, Yo me encontré un perro abandonado al que le han hecho mil y una barbaridades, tendón mano dcha. roto, le cortaron un trozo de oreja (trozo considerable), una marca como de 3cm. de diámetro en la que no le sale pelo de la herida que tuvo de uno de los palazos, en la otra que a simple vista está entera, a veces no se le puede ni acariciar. En la zona de los riñones tiene una dentellada que le supuso dos pequeñas hernias que parece como si tuviese dos quistes. Abrir un paraguas a su lado, dar un traspiés con pisada fuerte, levantar un sobre por encima de su cabeza, pasar el aspirador, coger la escoba, coger la mopa, que se caiga la fregona, un portazo, que atraviese el umbral de una puerta,...... y más, ésto, esto es imposible hacerlo delante de él por el mideo que le da todo esto.
Le busqué familias, familias que no le quisieron porque al principio no importa un perro cojo, pero cuando te preguntan por la calle sobre él a cada paso que das acabaron devolviéndomelo todas, lo llevé a una protectora de animales (y mintiendoles un poco acerca del lugar en el que fue recogido porque por zona de recogida no les correspondía y no me lo aceptaban y lo apadriné para que no lo sacrificaran), pero antes ME GASTE UNA PASTA GANSA EN CURARLO. Hubo que desparasitarlo dos veces porque el pobre estaba infectadísimo de gusanos, le curé las heridas, le di de comer, de beber y hasta el día de hoy no he dejado de acariciarlo e intentar hacerle entender lo que es el cariño.
Para poder hacer todo esto me he privado de muchísimas cosas. Entiendo que no todo el mundo puede quedarse con un animal puesto que es muy esclavo, pero lo puedes apadrinar. Esto si que cuesta muy poco, de verdad.
Aquel galgo te habló con su mirada y tú no le ayudaste. Y una caricia? Que le diste una caricia? Para qué? Para dejarlo después tirado en la acera a esperar que se muriera. No hace falta ser cazador para ser galguero, te comportaste igual que ellos.
Yo me busqué la vida y conseguí que una residencia me apañara el precio para que se quedara con él, eso sí me comprometí ir cada sábado a verlo, jugar con él, llevarle un premio Y ESTO ES LO QUE CADA SABADO ESPERABA el que hoy es mi perro. Se llama Tango y es un superviviente nato.
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