Las cuajadas, a mi me gustaban regulín.
Pero el requesón, eso sí era rico.
Una vez que teniamos el queso en la ancella, con el suero haciamos el requesón. Se ponia en la chapa y según iba cogiendo calor, iba saliendo una fina capa blanca. Se retiraba y se ponia en un plato, así hasta que del suero ya no salia nada más, ya se le habia estrujado en demasia.
Quién no ha probado el requesón con azucar, eso era un manjar.
Hasta del suero se sacaba un beneficio.
Yo cuando me levantaba tarde, alla en el verano, si la leche de vaca se había acabado me tocaba desayunar suero, con pan y azucar. No me gustaba mucho, pero al hambre no hay pan duro.
Eso me pasaba porque me gustaba demasiado la cama... jajaja
Así me iba espabilando...
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