Qué vergüenza ajena pasé el domingo pasado en la misa de doce en la catedral, entraba un grupo de personas y el sr. (si es que se puede llamar así) cura párroco que oficiaba la misa, mandó a un "lameculos" a echar a las personas que entraban y que se fueran a otro sitio a oir misa porque aquélla ya estaba empezada. Es la primera vez que he presenciado algo así. Si algo me faltaba por ver y desconfiar de los curas ya llegó la gota que colmó mi vaso. Sigo pensando más firmemente todavía que Dios existe, ... (ver texto completo)