Este mensaje proviene de Murcia, de Doña Anita Tapia, hija de Don José Tapia Riguero. Se manda desde el correo de uno de sus cuatro hijos (el menor, con 43 años, menor lo que se dice menor...). Mi madre me escribió en un folio todo lo que quería escribir. La tecnología nunca ha llegado ni llegará a su casa, por lo que después de ver la emoción con la que me cuenta todo esto transcribo con exactitud todo lo que pone:
Aunque mi hermana Mercedes ya te ha enviado un escrito comunicándote nuestra alegría ... (ver texto completo)
Aunque mi hermana Mercedes ya te ha enviado un escrito comunicándote nuestra alegría ... (ver texto completo)
QUERIDAS HERMANAS, MERCEDES Y ANITA:
Después de manifestaros que el agradecimiento os lo debo yo por la gentileza de vuestras cariñosas respuestas, y de felicitaros por esa continuidad en la actividad tan honrosa de haber ejercido como maestras por oposición, seguramente tan completas y eficaces como lo fuerza vuestro padre, hoy quiero añadiros lo siguiente:
Este povedano que no ha hecho otra cosa que cumplir con su deber al sacar a la luz lo que debiera haber sido público reconocimiento de lo que supuso para Poveda de las Cintas su paso por ella de ese gran hombre llamado DON JOSÉ TAPIA RIGUERO, y asimismo quien debió ser objeto de iniciativa pública en honor de la Ciencia y la Cultura que aquí prodigó a raudales mientras ejerció su magisterio, tal acontecimiento tendría que haber sido iniciativa propiciada e impulsada con el entusiasmo que merecía por la institución que representa al pueblo que recibió estos valores tan escasamente agradecidos, es decir, por la Corporación Municipal en solemne Acuerdo Pleno.
Sólo esta humilde persona cuya identidad, por cortesía que os debo, se atreve a proclamarlo, debo deciros que se corresponde con la de Fermín Zapatero García, probablemente el único niño que en su día vio el último momento de Don José al iniciar la salida definitiva hacia tierras murcianas aquella fría mañana de un domingo povedano.
Es posible que, con estos datos, ya habreis ubicado mi procedencia. Por la época en que aún estabais en Poveda, podreis situarme mejor ya que, si recordais, durante la misma, allá por los años 1941-42, fue mi padre, quien, a pesar de que en el pueblo existían otros vecinos considerados como ricos por estos "pagos", terratenientes por más señas, no hubo ninguno que en pundonoroso gesto se arriesgara a exponer su patrimonio para dotar a su pueblo de algo tan elemental y necesario para la vida como era la luz eléctrica. Claro que, entonces, cuando todo el material para llevar a cabo tal aventura era a precio de "estraperlo", y la procedencia del suministro de tal energía se encontraba a varios kilómetros de distancia, la acción, económicamente hablando, les resultaba "heroica". El "conservadurismo" de entonces, es decir, el de los "conservaduros" de la época, eran más listos que todo eso. Sólo un "quijote" podría acometer tal aventura y esa "quijotada" la llevó a cabo ese ciudadano que más bien fue después denostado que reconocido. Por eso, no os extrañe el olvido sufrido por DON JOSÉ TAPIA RIGUERO.
En una segunda intervención conocereis la trayectoria de mi vida para corresponder a la de la vuestra. Entretanto, recibid todo mi afecto, extensivo a vuestros respectivos esposos e hijos/as. Hce sólo un par de años, por razones profesionales, tuve que intervenir en la Jefatura Provincial de un Servicio de la Administración Pública en Murcia, y también en la Audiencia Provincial de esa capital. Lástima no haber tenido ocasión de saludaros.
Un beso para las dos de Fermín. ... (ver texto completo)
Después de manifestaros que el agradecimiento os lo debo yo por la gentileza de vuestras cariñosas respuestas, y de felicitaros por esa continuidad en la actividad tan honrosa de haber ejercido como maestras por oposición, seguramente tan completas y eficaces como lo fuerza vuestro padre, hoy quiero añadiros lo siguiente:
Este povedano que no ha hecho otra cosa que cumplir con su deber al sacar a la luz lo que debiera haber sido público reconocimiento de lo que supuso para Poveda de las Cintas su paso por ella de ese gran hombre llamado DON JOSÉ TAPIA RIGUERO, y asimismo quien debió ser objeto de iniciativa pública en honor de la Ciencia y la Cultura que aquí prodigó a raudales mientras ejerció su magisterio, tal acontecimiento tendría que haber sido iniciativa propiciada e impulsada con el entusiasmo que merecía por la institución que representa al pueblo que recibió estos valores tan escasamente agradecidos, es decir, por la Corporación Municipal en solemne Acuerdo Pleno.
Sólo esta humilde persona cuya identidad, por cortesía que os debo, se atreve a proclamarlo, debo deciros que se corresponde con la de Fermín Zapatero García, probablemente el único niño que en su día vio el último momento de Don José al iniciar la salida definitiva hacia tierras murcianas aquella fría mañana de un domingo povedano.
Es posible que, con estos datos, ya habreis ubicado mi procedencia. Por la época en que aún estabais en Poveda, podreis situarme mejor ya que, si recordais, durante la misma, allá por los años 1941-42, fue mi padre, quien, a pesar de que en el pueblo existían otros vecinos considerados como ricos por estos "pagos", terratenientes por más señas, no hubo ninguno que en pundonoroso gesto se arriesgara a exponer su patrimonio para dotar a su pueblo de algo tan elemental y necesario para la vida como era la luz eléctrica. Claro que, entonces, cuando todo el material para llevar a cabo tal aventura era a precio de "estraperlo", y la procedencia del suministro de tal energía se encontraba a varios kilómetros de distancia, la acción, económicamente hablando, les resultaba "heroica". El "conservadurismo" de entonces, es decir, el de los "conservaduros" de la época, eran más listos que todo eso. Sólo un "quijote" podría acometer tal aventura y esa "quijotada" la llevó a cabo ese ciudadano que más bien fue después denostado que reconocido. Por eso, no os extrañe el olvido sufrido por DON JOSÉ TAPIA RIGUERO.
En una segunda intervención conocereis la trayectoria de mi vida para corresponder a la de la vuestra. Entretanto, recibid todo mi afecto, extensivo a vuestros respectivos esposos e hijos/as. Hce sólo un par de años, por razones profesionales, tuve que intervenir en la Jefatura Provincial de un Servicio de la Administración Pública en Murcia, y también en la Audiencia Provincial de esa capital. Lástima no haber tenido ocasión de saludaros.
Un beso para las dos de Fermín. ... (ver texto completo)