Tienes razon que tengo todas, pero no he perdido la fe en Dios, porque como Creyente que soy me regalo cuatroo hijos maravillosos, solo que se llevo con el a la Reina de mi casa, y eso es una losa que pesa cada dia mas.
Como se me llenan los ojos de lagrimas te voy a cambiar de tema, sabes una cosa yo aprendi a hacer punto de cruz en la escuela de Lagunilla la profesora se llamaba doña Sacramento (que maestra mas buena) pero un dia exppuse alguno de mis cuadros por este foro y me contestaron que
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Mily, tras leer tus entradas, no me viene a la cabeza más que una palabra: amor. Eres eso, una concentración brutal de amor por tus hijos y unos sentimientos muy sensibles por todas aquellas personas a las que le tienes afecto. Y eso marca mucho en algunos de nosotros que tanto te apreciamos.
Esta cita glosada de Blaise Pascal te la dedico a ti y a todos los que aman, con mis mejores saludos:
QUIEN NO AMA DE SOBRA, NO AMA LO SUFICIENTE.
Aunque se cree que este filósofo francés no llegó a enamorarse nunca, dijo esta frase luminosa en alusión a que el amor es un sentimiento excesivo y desbordante. Lo dijo en su conocido Discours sur les passions se l' amour mediado el siglo XVII. En este sentimiento envolvente se cumple lo que el Evangelio predica de los tibios, de los que se quedan a medias o a mitad de camino:"Los arrojaré de mi corazón". Eso es así porque el amor se muestra exigente, exclusivista, adsorbente. Carece de contornos definidos, tanto es así que no existe una palabra que sirva para denominar de forma completa el amor de un hombre por una mujer. El que más se le acerca es "pasión", pero este término incluye la nota semántica del dolor, como si toda incursión sentimental tuviera que acabar con el sufrimiento de alguien. Los griegos fueron uno de los primeros pueblos en divinizarlo. Un himno de tiempos de Eurípides dice: "Oh, Amor, Señor nuestro, de hombres y dioses verdadero rey: no nos muestres cuán hermosa puede ser la belleza, pero si lo haces, ayúdanos a nosotros, los pobres amadores, a los que moldeas como a piezas de arcilla, a alcanzar felizmente el final de nuestros trabajos y fatigas".
Con esta vehemencia era exaltado por la juventud cuando la adolescencia colgaba en el horizonte de sus vidas la pulsión de Afrodita, el inextinguible deseo que ya no los abandonaría ni siquiera en vísperas de la decrepitud. Porque el amor es para los clásicos un hecho total, que abarca cualquier apecto de la vida de quién está inmerso en él. Alfeo de Mitilene expresa así su importancia: "Desgraciados los que llevan una vida sin amor, pues nada hay agradable lejos del deseo, ya que el amor es la piedra donde se afila el alma".
La preocupación por definir el amor es antigua, y entre los detractores de este sentimiento estuvo siempre la idea de que el amor es una debilidad del ánimo, e incluso algo doloroso que llena el alma de cuidados y el corazón de cuitas: zarandeado por los celos, por los peligros, ficticios aveces, que ponen cerco al pensamiento de los amantes. No obstante esto, también son ciertos los versos que aseguran:
Todo en el amor es triste,
mas triste y todo,
es lo mejor que existe.
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