Ante la falta de documentos, se considera que el cristianismo en la zona salmantina se introdujo entre el S. IV y el VII.
Por un edicto de Constantino y Licinio en el 313 es autorizado como religión y convertida en la única del estado por Teodosio, a partir de entonces se desarrolla una lucha contra el paganismo y el judaísmo para mantener la pureza de sus creencias y la solidez de su organización. La jerarquía eclesiástica viene representada por los obispos que se fueron integrando dentro de la aristocracia de las ciudades.
La iglesia comienza a ser una fuerza social y política dentro de la organización urbana y del estado al poder recibir donaciones y constituir un patrimonio legal.
Ante la decadencia de las antiguas instituciones en las ciudades, los obispos se constituyen en muchos casos en los personajes más importantes así como en agentes de la administración imperial. Esto dio lugar a que entrasen en conflicto los elementos cristianos pertenecientes a las clases más humildes y las que pertenecían a las más poderosas, con los obispos a la cabeza.
Estos movimientos de protesta fueron considerados herejías, aunque lo que pretendían era un cristianismo más puro, implicaba una crítica y una oposición al orden social vigente, representado a menudo por la institución obispal.
Una de estas herejías fue el Priscialianismo (Prisciliano, obispo de Ávila) era un movimiento ascético y rigorista que criticaba las actitudes del clero urbano y especialmente de los obispos. Por el concilio de Zaragoza declarado hereje, es ejecutado. (Sus ideas perduraron largo tiempo sobre todo en Galicia).
Los obispos, a la vez que asumían la defensa del orden establecido frente a las protestas religiosas, también asumían la defensa de las ciudades contra las revueltas campesinas o contra los ataques de los barbaros.
En el Bajo Imperio las jerarquías más altas formaban parte de la corte imperial, asumió la defensa del ideal del Imperio frente a las amenazas de los bárbaros o frente a los mismos jefes bárbaros (frecuentemente de religión pagana). Cuando el I. de Occidente se desmoronó, sólo la iglesia conservó la idea de una unidad más amplia. (Imperio Romano Cristiano).
De la H. de Salamanca-9-Rober
Como se puede apreciar, los tres primeros siglos, el Cristianismo apenas era una eligión más dentro de las existentes en el Imperio y es precisamente cuando éste comienza a flaquear cuando se apoya en ella por esa sensación de unidad que presentaba en todo su territorio por lo que poco a poco va adquiriendo importancia llegando ha tener gran influencia social, con lo que llegan los primeros cismas dentro de ella al achacarle a sus jerarquías el apego y ejercicio del poder terrenal.
... (ver texto completo)